Los hombres de Escribá

Como es lógico y normal, Escribá es quien se lleva los elogios en las victorias y las críticas en las derrotas, pero para lo bueno y lo malo, Josep Alcácer y José Mascarós tienen también parte de mérito y culpa. Se trata del segundo entrenador y preparador físico del entrenador del Villarreal, que valoran en Mediterráneo este primer tramo de temporada en su nuevo club. «Desde fuera, el Villarreal se ve como un grande, pero cuando estás dentro te das cuenta de su dimensión», admite Mascarós.

«Me quedo con la proximidad que hay con la gente. En otros clubs apenas compartes nada y aquí estamos rodeados de profesionales de primer nivel que trabajan en la misma dirección», apostilla Alcácer, que ya pudo llegar al Submarino de la mano de Preciado tras el descenso. «Fue un verano difícil. Pasé de estar casi entrenando aquí a enterrar a un amigo. Nos reunimos con Fernando y esa misma noche faltó Manolo», recuerda el segundo entrenador, convencido de que el destino volvería a cruzar su carrera con la del Villarreal: «No sabía ni cuándo, ni cómo, pero sabía que nos encontraríamos».

Lo que no imaginaban era que llegarían casi con la temporada empezada y en un momento difícil por la repentina salida de Marcelino, la disputa de la previa de Champions y el gran número de lesionados: «Nos encontramos con un vestuario afectado por lo que había pasado, pero las referencias eran las mejores y sabíamos que íbamos a salir de ahí».

Ambos destacan el nivel de la plantilla... y del entrenador. «Fran está más que preparado para este tipo de retos», subraya Alcácer, que añade lo siguiente: «Uno siempre quiere entrenar en los mejores equipos posibles y después de seis meses muy malos en Getafe, sabíamos que llegaría una oportunidad como esta».

Desde que Escribá emprendió carrera en solitario eligió a Alcácer y Mascarós como ayudantes, por lo que conocen mejor que nadie al técnico. El preparador físico define así a su jefe: «Como persona tengo la suerte de decir que somos amigos, pero trabajando, es muy exigente consigo mismo, por lo que también lo es con quienes le rodeamos. Cuanto más se exige él, más nos exige, y eso nos hace mejorar».

El preparador físico pondera la dedicación de Fran Escribá, pero no se queda corto a la hora de valorar la de sus futbolistas: «Son gente que está 24 horas al día cuidando su cuerpo para sacar el máximo rendimiento y eso se nota en el campo». Masca también valora la dedicación de un futbolista como Soldado en su recuperación: «Su evolución es espectacular, pero no puedes adelantar más los plazos porque la lesión requiere de unos tiempos que son los que son».

Ganar, ganar y ganar

La mano derecha y la mano izquierda de Escribá en el día a día admiten, al igual que lo hace el técnico tanto en público como en privado, que «el Villarreal es un club ganador» y no esconden su ambición: «A todos nos gusta ganar, pero aquí es una exigencia salir a ganar cada partido». Todo, eso sí, con humildad. Cuestionados por si la tercera plaza actual garantiza luchar por puestos Champions, responden: «La posición es anecdótica, aunque no lo es la cantidad de puntos que llevamos. Debemos centrarnos en entrenar bien y en el Athletic, que estará arriba al final».

Por último, cuando se les pregunta por el reparto de funciones, afirman que Fran Escribá «promulga el trabajo colectivo». Es decir, Alcácer y Mascarós se definen como «facilitadores de soluciones. Con gente como Jesús Unanua, Pablo Manzanet, Jorge Sifre o Francesc Martí, que hacen un trabajo fundamental, aportamos toda la información posible a Fran para que tome las mejores decisiones».

El Villarreal está en buenas manos. Ningún entrenador puede garantizar victorias ni títulos, pero Escribá, Alcácer y Mascarós sí prometen seguir trabajando con la misma dedicación e ilusión que desde que llegaron. Que puedan hacerlo por mucho tiempo. Sería la mejor señal para todos. H