La eliminatoria entre el Castellón y el Poblense no podía estar más equilibrada después del asalto inicial (el 0-0 de Castalia deja las espaldas en todo lo alto cara al próximo domingo, a las 11.30 horas, en el Nou Camp de Sa Pobla), aunque en lo que los baleares ganan claramente es la gestión de la eliminatoria, de cómo crear un clima propicio para sus intereses, a años luz del turbio ambiente en el albinegrismo por todo lo que rodea a David Cruz, desde los precios de los play-off pasando al poco (o nulo) tacto que ha tenido con algunos de los principales colectivos orelluts, como el fútbol base y las peñas de gol norte bajo, por no hablar de las facilidades a la hora de pagar los elevados precios.

Desde la modestia, el Poblense ha puesto en marcha una campaña que tiene el objetivo de llevar la máxima gente posible. Es más, su presidente, Miquel Bennassar, que conserva el apodo con el que defendió la portería del Mallorca a caballo entre los 80 y 90 (Molondro, cuya saga sigue en su hijo, igualmente portero del equipo) está al frente. Dando ejemplo, regando el campo. Un vídeo motivador a través de las redes sociales, reparto de banderas y gorros decorados a mano por directivos del club y, sobre todo, venta de entradas a cambio de un simbólico donativo dan fe de la lección de márketing de la entidad.

HUMILDAD // Está claro que el Poblense no estaría donde está, opositando con fuerza a su regreso a Segunda B al cabo de cerca de tres décadas, si no fuera por el apoyo del Mallorca, que le cede jugadores y paga, entre otros, al entrenador, Óscar Troya. En condiciones normales, los azulgrana, pese a que cuentan con un estadio enorme para 8.000 espectadores, apenas si reúnen a 300 en un partido normal de la fase regular, el doble si es un derbi o si tiene unas connotaciones especiales. Gracias a la venta de 3.000 entradas a partir de un euro, confían en acercarse a las 5.000 de Castalia, la peor afluencia de público en cualquiera de los encuentros de play-off disputados recientemente por los albinegros.

AL PIE DEL CAÑÓN // Su presidente marca el camino. Está al pie del cañón y es solamente uno más dentro de un equipo de directivo y colaboradores que llega casi a la veintena. Nada que ver con lo de su homólogo, que ni siquiera acudió al la primera parte de la eliminatoria, aunque, al menos, esta vez el palco no quedó huérfano de representación, en manos de Andrés Fernández y Alfonso López, esos dos consejeros que aparte de las contadas juntas de accionistas anuales, apenas si se dejan ver algunas veces más.

Pero, volviendo al Poblense y a su máximo dirigente, asegura que por mucho público que vaya, se encontrará con una afición amigable. «El Castellón es un equipo con mucha admiración en Sa Pobla», afirma. Tiene que ver con el traspaso de Tomeu Mestre, delantero que estuvo un lustro en el Castellón (de 1980 a 1985, con 162 partidos y 45 goles), procedente del Poblense.

La conexión entre ambos clubs incluye a otros futbolistas, como Vicenç Sacarès o Juan Ramón Rodríguez (ambos en la época de los albinegros en Segunda B, en los 90), Pepe Bonet (apenas un encuentro copero en la 78/79)...