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COPA DEL REY 3 partido de ida de semifinales

Malcom da vida al Barcelona

El brasileño marca el tanto del empate ante el Madrid en un clásico desprovisto de fútbol y de tensión

Malcom da vida al Barcelona

En un partido extraño, rico en alternativas pero desprovisto de la tensión extrema que se le supone a un clásico, aunque sea de Copa del Rey, el FC Barcelona y el Real Madrid empataron a un gol y dejaron todas las opciones abiertas para el duelo que se jugará el día 27 en el Bernabéu.

Tan raro fue el encuentro que Leo Messi apenas intervino en la media hora en que deambuló por el césped y Malcom se convirtió en el improbable protagonista al marcar, con la cómica colaboración de Sergio Ramos, el gol que mantiene vivo a su equipo en la eliminatoria. Dicen que lo peor de las finales es no estar en ellas. Como ya hicieron en octavos y en cuartos, los azulgranas se jugarán su presencia en el Benito Villamarín en el choque de vuelta. Esta vez, sin embargo, tendrán que ganar fuera de casa.

El primer golpe de efecto de la noche llegó una hora antes. Fiel a su política de reservar a Messi en el partido de ida de las eliminatorias de Copa, Ernesto Valverde dejó al capitán en el banquillo y puso en su lugar al brasileño Malcom, titular en tres de las cuatro derrotas que había sufrido el Barça esta temporada.

Era, tal vez, la opción más ortodoxa desde el punto de vista posicional, pero también la más inesperada por el poco peso que el extremo paulista parecía tener en el equipo. En el resto del once, las incógnitas en el lateral derecho y en la zona media se resolvieron en favor de Semedo y de Arthur Melo, respectivamente.

La huella de Solari / También Santiago Solari quiso dejar su huella en la alineación, otorgando a Marcos Llorente el puesto de mediocentro en detrimento de Casemiro y relegando a Bale a la caseta para intentar frenar las incursiones de Jordi Alba con Lucas Vázquez en la banda derecha.

Empezó valiente el Madrid, acaso para ahuyentar cuanto antes el fantasma del 5-1 del partido de Liga; plantando la presión muy arriba, los visitantes salieron a intimidar al Barça y se encontraron con un gol de Lucas Vázquez a los seis minutos de juego, en una acción aparentemente inocua que la alquimia de Karim Benzema convirtió en oro.

A los azulgranas les costó encontrar el hilo del partido. El trabajo de Lucas sobre Alba y la irrelevancia, un día más, de Coutinho inclinaban todo el juego de ataque local hacia la banda derecha, donde un estupendo Semedo y un Malcom que fue poco a poco sacudiéndose los nervios del inicio explotaban la desidia de Marcelo, cada vez más en su papel de tipo apostado en la barra del bar que le cuenta a todo el mundo que un día fue alguien. A la media hora, Rakitic envió al larguero un remate de cabeza tras una falta botada por Malcom y tres minutos después fue Keylor Navas quien evitó el gol de Suárez después de una buena jugada del extremo brasileño.

Narcolepsia de Coutinho / Pero entre la narcolepsia de Coutinho y la ofuscación de Luis Suárez, más ocupado en protestar al árbitro y abroncar a sus compañeros que en buscar espacios entre la defensa blanca, el creciente dominio local no acababa de traducirse en nada positivo.

El giro de guión llegó en el minuto 57, cuando Alba controló un pase largo de Lenglet y asistió a Suárez, cuyo remate se estrelló en el palo. Ante la pasividad madridista (grotesca en el caso de Ramos, que se convirtió en pasto de memes al levantar los brazos como indicando «aquí no hay peligro»), Malcom recogió la pelota en la banda derecha y la envió a la red con un disparo sutil.

MESSI, MUY PRECAVIDO / Poco después ingresaron en el campo Messi y Arturo Vidal, por el lado azulgrana, y Casemiro y Bale, por el bando visitante, y el partido parecía entrar en una nueva fase de mayor trepidación. Pero se diría que el rosarino, que sigue sin marcarle un gol al eterno rival en un duelo copero (y ya van siete), no acababa de confiar plenamente en la respuesta del aductor de su pierna derecha, lastimado en el encuentro del sábado ante el Valencia, y optó por administrar los esfuerzos. Y aun así, andando, tuvo más incidencia en el encuentro que el futbolista al que sustituyó, un brasileño antes conocido como Coutinho.

Y el partido fue muriendo sin sobresaltos ni estridencias porque tampoco el Madrid fue capaz de ofrecer mucho más, pese al ruido de fanfarrias que había acompañado su aterrizaje en Barcelona. Si la que se vio en el Camp Nou es, como anunciaban sus palmeros, la mejor versión del equipo blanco, habrá que conceder que la conquista de la Copa del Rey puede ser para los de Solari un logro mayúsculo. Sí, el Bernabéu decidirá.

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