Un mes después de acabar la temporada, futbolistas como Joseba Muguruza, Rafa Gálvez o Eneko Satrústegui, cuyos nombres se asociaron a esa rumorología incipiente del verano, siguen siendo tan jugadores del CD Castellón como lo eran en ese memorable partido frente al Barcelona B que acabó con la salvación.

El club sostiene que ofertas, lo que se dice ofertas, no han llegado ninguna ni por ellos, ni por ningún otro integrante de la plantilla que terminó el campeonato. Como es normal, contactos más o menos informales y preguntas sí, pero puede que cuando trasladan ese interés a algo más concreto, los clubs vuelven a poner los pies en el suelo cuando conocen el precio de la libertad de los futbolistas apetecibles.

INASEQUIBLES // No hay una cifra oficial de cuál es la cláusula de rescisión, pero sí confirman el blindaje en los contratos, heredados del verano pasado, cuando José Miguel Garrido hizo y deshizo. Se trata de cláusulas «prohibitivas», inasequibles no solo para cualquier club de Segunda B (incluso aquellos más pudientes, como Recreativo de Huelva, Real Murcia o Cultural Leonesa, con presupuestos en torno, sino superiores, a los tres millones de euros), sino, incluso, para equipos de la categoría de plata.

Se trata de una libertad tasada en cifras de seis dígitos, que solo podrían ser abonadas si el vivo interés se tradujese en una oferta de las que, en estas categorías, solo se da muy de tanto en tanto. Un ejemplo de lo que supone una operación jugosa, pero al mismo tiempo del todo infrecuente. A primeros de febrero, el Elche fichó al delantero franco-marroquí Yacine Qasmi después de pagar 300.000 euros al Melilla.

Así las cosas, la otra opción para que alguien, que cuente tanto para el Castellón como para Óscar Cano, abandone Castalia, sea mediante un intercambio de jugadores, circunstancia que se contemplaría pero que, de ninguna forma está encima de la mesa ahora de Vicente Montesinos o de cualquiera de su equipo.

Por lo tanto, el temor, por parte de la afición, de que alguno de estos jugadores que han sido fundamentales en la permanencia, pudiera marcharse sin la consecuencia contraprestación, es infundado a día de hoy. Porque el Castellón no está para hacer regalos ni concesiones.

Otra cosa distinta es aquellos jugadores de los llamados transferibles, como Kilian Morante, Julio Delgado, Theo García o Rubén Ramos: precisamente, ese blindaje supone un freno a la hora de rescindir sus contratos...