Miguel Boyer, el que fuera superministro de Economía del primer Gobierno del PSOE en 1982 y artífice de la expropiación de Rumasa, es, desde el pasado martes, expresidente de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH).

El economista, que no tuvo reparo en apoyar el proyecto de José María Aznar en 1996, quizá sospechó que los acontecimientos políticos de marzo del 2004 podían causarle problemas. De ahí que organizara su retirada del mundo empresarial ante la llegada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y decidiese crear una especie de traje a medida bajo la denominación de fondo de permanencia.

Con carácter retroactivo

Para no perder los derechos de antigüedad, Boyer dio carácter retroactivo al fondo y lo dotó con la cantidad de 1,8 millones de euros (300 millones de antiguas pesetas).

A mediados del 2004, unos meses después de que el PP perdiera las elecciones, arreciaron los rumores sobre el negro futuro profesional de los presidentes de grandes empresas nombrados por Aznar y Rodrigo Rato. Fue cuando Boyer ordenó constituir para sí mismo el citado fondo, que se debía dotar cada año con 300.000 euros (unos 50 millones de pesetas), según han revelado fuentes jurídicas.

El exministro estableció que la dotación comenzara a devengarse desde 1999, cuando llegó a CLH. Aunque ha dejado la presidencia, aún no ha percibido la liquidación. Si en la negociación logra que prevalezcan sus cuentas, Boyer se llevará del fondo de permanencia 1,8 millones de euros correspondientes a los seis años de servicios prestados.

Los actuales gestores de CLH --la gran distribuidora española de carburantes y sucesora de Campsa-- intentan que el fondo se reduzca a cinco años, 1,5 millones (250 millones de pesetas). Boyer tenía un contrato como

chairman y no como presidente ejecutivo o consejero delegado. Cobraba 600.000 euros al año, y tenía horario "flexible".

Desde Palma de Mallorca, el presidente de Repsol YPF, Antoni Brufau, primer accionista de CLH, atribuyó a razones "puramente empresariales" y de relevo generacional, la sustitución de Boyer por José Luis López de Silanes.