La principal virtud de una inyección de millones de euros por parte de las autoridades monetarias es la generación de confianza entre los bancos ante el temor de unos respecto a los otros, que les impide prestarse dinero entre ellos.

Habitualmente, los préstamos entre bancos privados son suficientes para cubrir las necesidades de liquidez en momentos determinados. Los bancos también pueden solicitar dinero al BCE, que se lo concede mediante subastas a un tipo de interés superior al oficial, situado en el 4%. El BCE fija un tipo mínimo a partir del cual sirve a las demandas, y obtiene más dinero el que ha ofrecido pagarlo al tipo más alto. Con la crisis hipotecaria de EEUU y ante la incertidumbre del efecto financiero, los bancos se resistían a ofrecerse dinero. Ante esta situación, el BCE ha realizado ofertas de dinero de un día de duración y al 4% que, de momento, han asegurado la liquidez al sistema.

El BCE dispone de un sistema de reservas obligatorias remuneradas. Los bancos que quieren pedir prestado al BCE están obligados a depositar un cierto porcentaje de los depósitos de sus clientes.