Francia maniobraba anoche para asegurarse de que el nombramiento del italiano Mario Draghi como nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE) a partir del 1 de noviembre, en sustitución del francés Jean-Claude Trichet, no implicará la pérdida de su puesto permanente en la cúpula de la autoridad monetaria europea.

El Gobierno francés quiere que el nombramiento de Draghi como nuevo presidente del BCE vaya vinculado a un compromiso claro del actual representante italiano en la cúpula de la institución, Lorenzo Bini Smaghi, para renunciar anticipadamente a su cargo en paralelo. Así, aspira a un representante francés en el órgano de gobierno del BCE, tras la partida de Trichet.

Draghi, de 63 años, es actualmente gobernador del Banco de Italia. Anteriormente, del 2002 al 2005, fue vicepresidente del banco de inversiones Goldman, en pleno periodo de descontrol financiero estadounidense.