La realidad no es buena y las perspectivas tampoco. El paupérrimo estado del mercado inmobiliario se refleja a cada uno de los indicadores que se dan a conocer. El de la actividad hipotecaria, dado a conocer ayer, refleja una caída interanual del 5,69% en octubre con respecto al mismo mes del año anterior. La caída se acerca ya al 6%, que es el descenso que la Asociación Hipotecaria Española (AHE) anticipa para el conjunto del 2011.

No está de más recordar que, en plena burbuja del ladrillo, el incremento de los préstamos para vivienda llegó a superar anualmente el 25%. En octubre, el saldo vivo ascendía a 1,02 billones de euros, lo que muestra "una contracción notable" durante los primeros nueves meses del año, hasta "niveles mínimos tanto en número de operaciones como en volumen". De hecho, el total del crédito hipotecario nuevo a finales de este año es probable que apenas alcance los 90.000 millones, lo que supone una caída del 30%. "Para el 2012 no es previsible que observemos una mejora del mercado del crédito ni de la actividad inmobiliaria", afirma la AHE en su informe anual. Las cifras coexisten con una realidad contradictoria en el sector financiero. Las entidades con mayor volumen de viviendas en su cartera se han convertido en auténticas inmobiliarias y han tenido que adaptarse al negocio de la venta de pisos.

CAE LA VIVIENDA NUEVA La realidad es que los bancos han doblado el número de ventas, pero no el de hipotecas, puesto que no financian las ventas de promotores externos. Estos se encuentran con no pocas dificultades para obtener financiación.

Tampoco ayuda la promoción de vivienda nueva, pues las iniciadas fueron 83.000 unidades en términos anualizados, un 9% menos que en el 2010. Se construye poco y la mayor parte de lo que se inicia se hace en régimen de autopromoción (56%) por personas físicas, comunidades de propietarios y cooperativa. De igual forma el número de viviendas terminadas descendió drásticamente, hasta las 200.000.