La prima de riesgo rozando los 500 puntos, Bankia nacionalizada, recortes durísimos en educación y sanidad... Y Mariano Rajoy sigue sin dar explicaciones de estas medidas y de la grave situación económica en el Congreso de los Diputados, donde la mayoría absoluta con la que cuenta le permite tirar por tierra cualquier petición (y ya van varias) para que comparezca.

Rajoy siguió ayer la temible escalada de la prima de riesgo en su despacho de la Moncloa, según un portavoz oficial del Gobierno, que no tenía constancia de que el jefe del Ejecutivo hubiera mantenido ninguna reunión extraordinaria para analizar lo sucedido. Tampoco ninguna llamada destacable, aseguró el portavoz cuando se le preguntó. En Madrid, donde hoy es fiesta por San Isidro, ayer media ciudad estaba de puente, esos días libres que Rajoy afirmó en su discurso de investidura que iba a eliminar en pos de la productividad.

Papeles cambiados

El presidente del Gobierno trabajó, pero muchos echaron de menos una llamada que él sí que recibió el pasado agosto, cuando la prima de riesgo alcanzó por primera vez los 400 puntos básicos. Entonces, José Luis Rodríguez Zapatero telefoneó al líder de la oposición y a los portavoces de los otros grupos parlamentarios para explicarles qué pasos estaba dando el Ejecutivo para afrontar la situación, un gesto que ayer no tuvo con Alfredo Pérez Rubalcaba, según fuentes del PSOE. Y en aquellas fechas, como ocurre estos días en el Congreso, pero con los papeles cambiados, varios altos cargos del PP salieron en tromba para pedir la comparecencia urgente de Zapatero en la Cámara. "Mientras todos los dirigentes europeos e internacionales están al frente de sus obligaciones, comparecen públicamente y en sus Parlamentos, en España nadie en el Ejecutivo asume las riendas de la situación ... Cunde la sensación de estar sin Gobierno", denunció entonces la actual vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría.

Ahora, la número dos del Gobierno de Rajoy considera, como dijo el viernes, que el jefe del Ejecutivo da explicaciones de sobra en las ruedas de prensa y en las sesiones de control en el Congreso y en el Senado. Hay que señalar que en la mayoría de esas mal llamadas ruedas de prensa las preguntas de los periodistas están limitadas a dos, y las respuestas de Rajoy en los controles a los que se somete unas cuatro veces al mes en total apenas duran tres minutos.

El objetivo de esta política de (poca) comunicación es que la imagen del jefe del Ejecutivo no se dañe y para tratar de conseguirlo, Rajoy se parapeta detrás de Sáenz de Santamaría y de los ministros del ramo. Ayer fue el de Economía, Luis de Guindos, quien dio explicaciones desde Bruselas, apoyado por los de Hacienda (Cristóbal Montoro), y Exteriores (José Manuel García Margallo), que culpó a la crítica situación de Grecia de la subida de la prima de riesgo.