El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha defendido este jueves el Pacto Fiscal Europeo, cuya ratificación se ha sometido a debate en el Pleno del Congreso, asegurando que sirve para lanzar un "mensaje claro" a los mercados de la "voluntad" de los países europeos de mantenerse juntos.

Ante las turbulencias financieras, el titular de Exteriores ha recordado que "la hora más oscura es la que precede al alba" y ha subrayado que, aunque "las noticias son preocupantes, la solución a los problemas depende" de los propios europeos. "Hace falta una decisión política clara que demuestre a los mercados nuestra voluntad de estar juntos", ha insistido.

"Las noticias (sobre la situación que atraviesa la Eurozona) son preocupantes, pero la solución a nuestros problemas está en nuestras manos, depende de nosotros", ha insistido, recordando que "el euro es la mayor hazaña colectiva de los europeos en mucho tiempo" por lo que es necesario conservarlo.

Así, ha hecho un alegato en favor de la moneda única y ha apuntado que la solución que se le debe dar es "política, no económica", ya que la "huída" de los inversiones se deriva de que "dudan de la voluntad de los europeos de estar juntos" y "empiezan a contemplar la unión monetaria como una zona de cambios fijos reversibles en cualquier momento".

Primero hay que andar y, luego, cambiar los tratados

Por eso, ha recordado que en esta crisis --como en las que se produjeron antes de culminarse la integración en un mercado único o una unión monetaria-- es necesario "empezar a andar y, cuando las cosas estén maduras, cambiar los tratados", si bien ha reconocido que esa voluntad política de mayor integración debe anunciarse ahora.

En este sentido, Margallo ha delineado algunos ejes por los que, a su juicio, deberían discurrir las soluciones tanto en el corto y el medio plazo, como en el largo plazo, hasta conseguir una verdadera unión fiscal, bancaria y política.

Así, ha apostado por utilizar al Banco Central Europeo (BCE) para "desatascar las tuberías del crédito", y ha afirmado que este organismo "debe inyectar liquidez sin restricciones a un tipo y en unos plazos razonables". Además, el organismo emisor tendría que "devolver la calma a los mercados" mediante la compra de deuda soberana "cuanto antes" para "acabar de una vez con una hemorragia que amenaza con desangrar a la zona euro en su conjunto".

Para ello también son fundamentales los mecanismos de rescate que, hasta ahora, "no han funcionado" ni han sido "suficientes" a la luz del "amplio abanico" en el que se mueven las primas de riesgo de los diferentes estados miembro. "El procedimiento intergubernamental es lento, engorroso e incapaz de adaptarse a la velocidad de los mercados, mucho más haciendo falta unanimidad. Hay que poner cuanto antes en marcha el Mecanismo Europeo de Estabilidad y agilizar y simplificar la toma de decisiones", ha reclamado.

Para Margallo también es "urgente" que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) proporcione "munición para evitar la recesión" mientras las reformas estructurales de los países dan sus frutos, y ha reclamado que esta institución aumente su capital y cambie sus objetivos y "lance de una vez por todas" los bonos-proyecto para financiar iniciativas de interés europeo y apoyo a las pymes.

Medidas a largo plazo

Una vez superados estos pasos, sería el momento de profundizar otras reformas de mayor calado, como la creación de una unión bancaria que sirva para "superar los problemas que generan las regulaciones nacionales". El ministro ha apostado por "una regulación financiera específica ad hoc para los bancos de dimensión europea" que esté basada en "la ética, la responsabilidad y la transparencia".

También es necesario un organismo supervisor comunitario que "gobierne a los mercados europeos y los mecanismos de resolución de crisis", así como crear un fondo de garantía de depósitos y otro para financiar los costes de futuros rescates bancarios. Su finalidad sería evitar que los contribuyentes tengan que hacer frente de nuevo al "coste de los errores de los bancos".

"Cuando salgamos de ésta nos veremos obligados a repensar una arquitectura institucional que no funciona", ha añadido el ministro, apuntando que esta agenda reformista debería pasar por "culminar el proceso de convergencia fiscal" para hacer efectivo el Pacto. En este sentido, ha apostado por sustituir las sanciones por condicionalidades para acceder a un Fondo Monetario Europeo con deuda mancomunada al cumplimiento de los compromisos de austeridad.

Se han cometido errores

Además, ha aprovechado su intervención para reconocer los errores que, a su juicio, se han cometido en la construcción europea comenzando por el "pecado original" de "hacer una unión monetaria sin una coordinación, un gobierno paralelo, a sabiendas de que surgirían divergencias que, a la larga, harían la convivencia prácticamente imposible".

El "remedio endeble" que supuso la creación de un BCE "sin potestades ni capacidades" o el Pacto de Estabilidad y Crecimiento con "una coordinación ligera sin incentivos ni sanciones" no conllevaron una mejora a esa situación, que se ve también afectada por el mantenimiento de políticas presupuestarias descentralizadas y por un bajo grado de coordinación entre países.

"La Eurozona empezó a mostrar grietas desde su lanzamiento, en los años de bonanza. Pero como había dinero para todo no se advirtieron", ha dicho, apuntando que con las vacas flacas esas debilidades se hicieron más patentes y dejaron claro que "la UE se adaptó peor a la globalización" y sus consecuencias más dolorosas, como la deslocalización empresarial. Ahora ha llegado el momento de tapiar esas grietas.