Antonio Garamendi ha conseguido este miércoles apagar otro de los fuegos que amenazaban con descontrolarse en la recta final de su primer mandato al frente de la patronal: el que ardía en el interior de su organización. El presidente de CEOE ha conseguido el respaldo sin objeciones a su posición sobre la tramitación parlamentaria de la reforma laboral en la primera reunión del año de la cúpula de la patronal, el Comité Ejecutivo. Es más, el líder de los empresarios redobla su apuesta: ya no sólo dice que no se toque "ni una coma" de la reforma laboral; ahora ha logrado el apoyo de los suyos para que, si se introducen cambios en lo pactado por los agentes sociales y el Gobierno con la participación de los grupos que apoyan al Ejecutivo, CEOE se negará a participar en ninguna mesa de negociación más en lo que queda de legislatura, tal y como publica El Periódico de España.

La dirección de la patronal sube así aún más la temperatura de una complicada negociación parlamentaria al supeditar importantes negociaciones previstas para las próximas semanas (como la del salario mínimo o la segunda fase de la reforma de las pensiones) a que se respete el pacto de sindicatos, CEOE y Gobierno que se publicó en el Boletín Oficial del Estado como real decreto-ley el 30 de diciembre. Fuentes presentes en el cónclave empresarial destacan que la posición -endurecida- de Garamendi no sólo contó con la aquiescencia de todos las organizaciones patronales, incluidas las más críticas, sino que además este nuevo tono se vio favorecido por un movimiento del Gobierno que contribuyó a alinear a las patronales con su presidente.

Malestar con Moncloa

Ese movimiento es la reunión convocada por el ministerio de Inclusión al mismo tiempo que se celebraba el Comité Ejecutivo de CEOE para presentar a los agentes sociales la última versión de su propuesta sobre fondos de pensiones de empleo auspiciados por el sector público, una norma que el departamento de José Luis Escrivá lleva meses perfilando. Así, la cúpula empresarial se enteró mientras se encontraba reunida de que el ministerio quiere aprobar de forma inminente esa medida en Consejo de Ministros, a pesar de que la patronal -con el sector asegurador y bancario a la cabeza- no la ven con buenos ojos. Según uno de los consultados, la indignación que despertó esta intención apuntaló la tesis de Garamendi de servirse de un posible veto a las futuras negociaciones para presionar al Ejecutivo.

Además del respaldo a su posición negociadora, Garamendi también obtuvo gestos de apoyo de algunos líderes empresariales -como adelantó El Periódico de España- después de semanas de críticas y turbulencias internas por pactar la reforma laboral. En concreto, se produjeron dos intervenciones en las que se valoró explícitamente el papel del presidente de CEOE: una del líder de la patronal andaluza (CEA) y otra del máximo dirigente de la agraria Asaja, Pedro Barato. Esta última es especialmente significativa, porque esa organización fue una de las cuatro que se abstuvo en la votación interna de la patronal en la que se acordó apoyar el acuerdo con sindicatos y Gobierno. La intervención del líder agrario remarcó la unidad de CEOE cuando se adopta una decisión, al margen de las diferencias de criterio que pueda haber en materias concretas, para las que hay que encontrar vías de solución en el futuro, aseguran los consultados. Asaja es especialmente reticente a la nueva regulación de la temporalidad, que considera inadecuada para hacer frente a las campañas agrarias.

Por otro lado, la patronal catalana, Foment -otra de las abstencionistas y además considerada la organización más crítica en los últimos tiempos con la dirección de Garamendi- también ha respaldado sin objeciones en el Comité Ejecutivo de este miércoles la posición del presidente. Su líder, Josep Sánchez Llibre, ya había rebajado la tensión con la dirección al expresarse públicamente el pasado lunes a favor de la línea oficial, después de que una circular interna de Foment pidiendo que se propiciasen cambios en la reforma en el parlamento sentase muy mal en la cúpula de CEOE.

El presidente de la patronal ha logrado así en esta semana enderezar las dos principales fuentes de inestabilidad que amenazaban su liderazgo, porque además de conseguir el apoyo interno a su línea de actuación este miércoles, reparaba el pasado lunes sus relaciones con el líder del Partido Popular, Pablo Casado, después de meses de tensiones. Casado y Garamendi compartieron escenario y exhibieron sintonía durante la celebración de un foro empresarial sobre turismo, enterrando sus diferencias motivadas por el rechazo del PP a los acuerdos firmados por la patronal con el Gobierno, y por las equívocas declaraciones de Garamendi el pasado verano en las que parecía respaldar los indultos a los líderes del procés.