Los días de libertad duraron poco para Ibai Ayensa, Iker Isiegas y Sergio Medina, los presuntos etarras liberados el pasado 23 de febrero por el magistrado Guillermo Ruiz Polanco, tras vencer el plazo de prisión preventiva sin que el juez solicitara su prórroga. Su colega de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón se encargó ayer de enmendar el error y ordenó la prisión incondicional de los etarras, a quienes tomó declaración en relación con la explosión de un artefacto en un coche ocurrida el 29 de diciembre de 1999 en Pamplona.

HECHOS DESMENTIDOS Los acusados negaron ante el juez los hechos que se les imputan, aunque los habían reconocido ante la policía. Según el relato que hicieron al ser detenidos, Isiegas, que trabajaba en una herriko taberna, entregó el artefacto a Ayensa porque "no se atrevía a utilizarlo". Éste decidió colocarlo en una sucursal del Banco de Santander en Pamplona, pero como no tenía coche, le pidió a Medina, que conocía sus planes, que le llevara en su vehículo.

Garzón, que los acusa de pertenencia a banda armada, tenencia ilícita de explosivos y estragos, con riesgo para las personas, también ha decretado una orden de internacional de detención contra Andoni Aspiazu, quien ocultó a Ayensa tras la explosión, que le provocó varias heridas. Medina, el herido de peor gravedad, acudió al Hospital de Navarra acompañado de Joseba Miren Sáinz de la Higuera, alias el Abuelo, considerado el máximo responsable de los actos de kale borroka en Navarra.

La causa fue reabierta gracias a los documentos intervenidos en Francia al exjefe del aparato militar de ETA Ibon Fernández Iradi, Súsper, entre los que hay una carta autocrítica de Ayensa, que relata con lujo de detalles el incidente que acabó con la explosión del coche.

Por otra parte, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu dispuso ayer el ingreso en prisión incondicional de Beñat Barrondo, que fue detenido el pasado martes en Llodio (Álava) y que estaría vinculado con Irkus Badillo y Gorka Vidal, los dos presuntos etarras arrestados en Cañaveras (Cuenca) con una furgoneta cargada con 536 kilos de explosivos, preparada para atentar en Madrid.

Barrondo está acusado de los mismos delitos que los dos etarras encarcelados el jueves: pertenencia a banda armada, tentativa de estragos y conspiración para el asesinato. Fuentes judiciales señalan a Beñat, que trabaja como delineante del área de urbanismo del Ayuntamiento de Llodio, como el cerebro del plan para atentar contra el delegado del Gobierno en Euskadi, Carlos Urquijo. También se les imputan planes para atentar contra intereses policiales.