En su última acción, los indignados de Italia ganaron. Hace una semana, los italianos estaban llamados a votar sobre la construcción de nuevas centrales nucleares, la privatización de la gestión del agua pública y contra una ley que le daba la inmunidad a Silvio Berlusconi. Los indignados, contrarios a esos proyectos, se movilizaron en las calles y en las redes sociales. Se salieron con la suya y Berlusconi sufrió un duro revés. A diferencia del movimiento español, la rabia de los indignados italianos tiene un destino concreto: Berlusconi. Por eso es un movimiento muy transversal. I. SAVIO