El sistema electoral alemán es un sistema mixto que sigue el método Hare-Niemeyer, y que combina desde 1987 el sufragio directo con el voto por la lista de un partido. De esta forma, todo alemán cuando se dirige a las urnas tiene derecho a dos votos: con el primero elige a un candidato de su circunscripción electoral y, con el segundo, vota a las listas regionales presentadas por los partidos. El Bundestag se compone entonces de los diputados elegidos de forma directa en las 299 circunscripciones electorales y de otros 299 diputados que obtienen sus escaños a través de las listas de los partidos.

Así, cada elector puede combinar sus votos eligiendo, por ejemplo, a un pequeño partido que represente los intereses locales con el primer voto y, con el segundo, a un partido grande que pueda nombrar a un canciller. Además, a través de la cláusula de bloqueo se impide la representación parlamentaria de aquellas fuerzas que no obtengan el 5% de los votos, lo que deja fuera a pequeñas formaciones, algunas de las cuales son de extrema derecha.

En conjunto, es un sistema que sigue provocando confusión en muchos electores --que dudan de la importancia de cada voto--, que favorece las coaliciones y no los gobiernos monocolores, y que ha hecho de Alemania un país políticamente estable y arraigado en sus partidos políticos. RUBÉN GÓMEZ