A Mariano Rajoy le gusta la gente y las cosas previsibles. Al menos, eso es lo que dice en las distancias cortas. Es poco amigo de las sorpresas y, mucho menos, de dar sustos, si lo puede evitar. Eso explica que haya utilizado el castizo puente de los difuntos o la internacional festividad de Halloween --elíjase según preferencias o tradición-- para presentar por goteo un programa electoral tan ambiguo y generalista que, lejos de provocar emociones fuertes en los ciudadanos, suscita tibieza.

El jefe de los populares explica cuáles son sus objetivos en economía, empleo o en áreas sociales, pero es calculadamente ambiguo a la hora de ofrecer detalles sobre los medios a utilizar. Su filosofía podría resumirse en unos sustos, los justos en un momento en que no quiere dar pie a que posibles electores de centro, en cuyas manos puede estar la mayoría absoluta, se dejen llevar por el miedo al exceso de recortes y a las políticas de derechas.

Así las cosas, Rajoy reunió ayer en Galicia a su comité ejecutivo para someter a votación el programa con el que concurrirá a las próximas elecciones generales, un programa que, por cierto, resultó aprobado por unanimidad pese a que los dirigentes del PP que lo votaron no lo habían leído. Como a la prensa, a ellos se les entregó otro resumen (y ya van dos) del listado de medidas definitivo que, según parece, se dará a conocer hoy en su integridad.

Ni fácil ni con atajos

El caso es que los integrantes del comité ejecutivo del Partido Popular fueron llamados a Galicia para, en cuestión de horas y con billetes de ida y vuelta en sus bolsillos, dar su visto bueno a un resumen del programa electoral. Y lo hicieron sin poner ningún inconveniente. El documento que recibieron llevaba por título 100 propuestas para el cambio y comenzaba con un mensaje propio de los que se sienten ganadores (las encuestas les dan la razón en este tema). "Sabemos que no va a ser fácil, que no hay atajos, pero estamos preparados y tenemos la ambición, el coraje y la capacidad de trabajo para avanzar desde ya hacia la España que todos necesitamos", se subrayaba en el citado documento.

En esta línea, los populares se comprometen a hacer de la creación del empleo y la recuperación de la economía sus prioridades, aunque aún no hayan dado demasiadas pistas en público sobre el camino que seguirán para conseguirlo. Lo mismo ocurre con la reducción del déficit. "Nos comprometemos a asumir plenamente y a cumplir con ejemplaridad los compromisos de estabilidad con el resto de socios de la moneda única. Solo así España podrá recuperar la máxima calidad crediticia", se recalcaba.

El texto en cuestión fue leído en el seno del comité ejecutivo en voz alta, casi en su integridad, por el propio Rajoy. Casi, porque se le olvidó (o no) hacer referencia al punto en que está recogida su intención de reformar la ley del aborto para "reforzar la protección del derecho a la vida", así como "de las menores" que, actualmente, pueden interrumpir sus embarazos sin necesidad de consentimiento paterno, opción que los conservadores rechazan.

Las medidas de las que Rajoy sí decidió hacerse eco ayer eran en su gran mayoría conocidas y están publicadas. Habrá que comprobar si en el programa electoral prometido para hoy hay alguna sorpresa de última hora, aunque el discurso del líder del PP hace presagiar lo contrario. "El empleo es el verdadero protagonista de un programa electoral donde no hay lugar para el marketing, el artificio o el efectismo", dijo, añadiendo que no busca "titulares", sino "que empiece a haber por fin buenas noticias".

Las bromas en Twitter

Pero el hecho de que Rajoy no comparta el espíritu de Halloween y el afán por dar sorpresas --o sustos-- fue ayer motivo de entretenimiento en Twitter: la fotografía del líder de los populares distorsionada con aspecto terrorífico acaparó la red social. Y las etiquetas avatarmariano y Programa PP sirvieron para comentar las medidas del líder popular.