En su respuesta al PNV, que le ha pedido este martes, en el segundo día del debate de investidura, que asuma "riesgos" en materia antiterrorista y aplique una "política penitenciaria más abierta, dinámica y flexible", Mariano Rajoy ha dicho que confía en "arreglar definitivamente" el problema de ETA. Ha sido la primera vez que el próximo presidente ha citado a la banda, pues el lunes, aunque comenzó su intervención inicial con un recuerdo a las víctimas, no se detuvo en el escenario que se ha abierto tras el comunicado de cese definitivo de la violencia.

Pero Rajoy no ha entrado en materia. Su respuesta a la petición del peneuvista ha sido tan general y ambigua como su exposición del día anterior sobre sus recetas económicas para España. Si no más. El líder del PP ha citado que se ceñirá a la legalidad --que sirve tanto para el acercamiento de reclusos etarras como para su dispersión-- y ha recordado que él fue criticado por su propio partido cuando hizo una valoración positiva del anuncio de la banda.

"Lo más importante que tenemos los seres humanos son la libertad y los derechos individuales. Eso está por encima de cualquier consideración. Eso lo voy a afirmar siempre. ETA anunció el cese definitivo de la violencia, y a mí me pareció una buena noticia. Hubo alguna gente que me lo reprochó. Pero ETA sigue existiendo. La tranquilidad total de los españoles se producirá cuando ETA anuncie su voluntad irreversible de dejar de existir. En mi memoria, siempre estarán las víctimas. Hablaremos con ustedes y con todas las fuerzas democráticas. Pero, como usted ha dicho, alguien que pretende ser presidente del Gobierno de este país no se le puede exigir otra cosa que la ley. Espero que podamos arreglar de manera definitiva este asunto", ha dicho.

El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, le ha agradecido el tono en la réplica. "Veo que usted toma mi palabra. Legalidad, bien, pero una legalidad abierta, consensuada. Y, sobre todo, prudencia. Le agradezco su compromiso en hablar con nosotros sobre esta cuestión. Así que discreción y compromiso", ha señalado.

Los riesgos de la recentralización

Erkoreka, ha hablado de la crisis y de su temor a que esta "pudiera ser utilizada como coartada para hacer tabla rasa del Estado autonómico y reforzar los poderes centrales", pero el grueso de su intervención se ha centrado en la materia antiterrorista.

"Hemos de abordar la transición de la violencia a la democracia --ha dicho--. Y para ello será preciso abordar, entre todos, un ambicioso proceso de encuentro, diálogo y acuerdo. Un proceso que no se resolverá imponiendo mayoría absolutas, sino tejiendo complicidades y labrando consensos". El primer paso, según el PNV, debería consistir en "asegurar la veracidad de la renuncia a la violencia, garantizar que constituye un paso efectivo". El segundo, "dar una prioridad absoluta al reconocimiento, protección y amparo de las víctimas". Y por último, asumiendo "riesgos y compromisos", con "generosidad y sentido de Estado", se debería, continuó Erkoreka, "pponer freno a la excepcionalidad e implementar una política penitenciara que, sin merma de la legalidad, contribuya a normalizar la situación de los reclusos y a avanzar en la consolidación de la paz".

La intervención del dirigente vasco, cuyo partido gozó de un enorme poder parlamentario en el anterior periodo gracias a que el PSOE necesitaba sus votos para sacar adelante las iniciativas, ha tenido un recuerdo a la segunda legislatura de José María Aznar, cuando el PP empleó el rodillo, sin buscar el consenso, ayudado por una mayoría absoluta menos abrumadora de la que hoy tiene Rajoy: "Nuestra experiencia con las mayorías absolutas del PP es muy negativa. El recuerdo que conservamos del periodo 2000-2004 es, sencillamente, pavoroso".

Los peneuvistas todavía no han decidido el sentido de su voto en la investidura a Rajoy, que también tendrá que contestar este martes a Amaiur.