El próximo 31 de julio se cumplen tres años del último atentado mortal de ETA en España, y ya han transcurrido ocho meses desde que la organización terrorista anunció el cese definitivo de la violencia. El escenario ha cambiado. No solo en cuanto a ETA, sino que el Tribunal Constitucional ha legalizado Sortu, marca electoral de la izquierda aberzale. En este contexto, el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Iñigo Urkullu, visitó ayer al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y le ofreció su ayuda para "pedalear" en favor de la consolidación del nuevo escenario de paz. "No hay que detenerse, porque si la bicicleta se para, hay riesgo de caer", advirtió al término del almuerzo que ambos compartieron en el palacio de la Moncloa.

Pero el riesgo no es que ETA vuelva a atentar porque, para Urkullu, la ETA de ahora no será nunca más la ETA de antes. Y porque dijo creer en la "sinceridad" del último alto al fuego.

Durante la reunión, animó a Rajoy a que no se detenga ahora, que no se deje frenar por los sectores reacios de su partido. Aunque no quiso concretar qué le pidió al presidente del Gobierno, la postura de los nacionalistas ha sido clara en los últimos tiempos: una nueva política penitenciaria que rompa el colectivo de presos de ETA, acercamientos al País Vasco y la puesta en libertad de los enfermos.

ENCUENTRO SATISFACTORIO Urkullu salió muy satisfecho del encuentro. Dijo que el presidente era "sensible" a la nueva situación política en Euskadi y se mostró convencido de que el Gobierno va a seguir dando pasos para afianzar este nuevo tiempo en el País Vasco. Estuvo conciliador, comprensivo y, por no criticar, ni censuró el cambio de rumbo de los últimos encuentros entre víctimas y presos.

"Hay que dar una oportunidad a la paz y este es el momento. Nosotros le hemos ofrecido lealtad y, sobretodo, discreción", reiteró el líder del Partido Nacionalista Vasco, sin querer concretar qué ha de hacer el Gobierno en la gestión del final de ETA que requiera discreción y no se pueda contar en el Congreso.

Urkullu aseguró que no trató con Rajoy la hipotética ilegalización de Bildu y Amaiur, de la que ayer sí hablaron el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, que dijeron que han puesto en marcha el "contador" para su posible prohibición. Según ellos, los aberzales han podido incurrir en conductas que la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que legalizó Sortu establece como causa para ponerles fuera de la ley. Se referían a las críticas hechas por Amaiur tras la detención de dos presuntos etarras en Francia y a la decisión del Ayuntamiento de San Sebastián, gobernado por Bildu, de financiar con fondos públicos un documental sobre presos de ETA.

El líder peneuvista dijo entender las detenciones. Los arrestos se produjeron ayer por la mañana en la localidad de Albi, en el sur de Francia, por la policía judicial del país vecino con datos aportados por la Guardia Civil. Ugaitz Errazquin Telleria, de 27 años, está acusado de ser miembro del comando que en el año 2008 asesinó al empresario Ignacio Uría y al concejal socialista Isaías Carrasco. El otro detenido es José Javier Oses Carrasco, de 32 años, vinculado a la kale borroka. Los dos iban armados.

No es la primera vez que tras la declaración de la tregua es detenido un etarra portando armas. Ha habido otras casos de etarras en territorio francés que en el momento del arresto estaban armados, como los dos últimos detenidos en el país vecino el pasado 27 de mayo, Oroitz Gurruchaga Gogorza y Javier Aramburu Sagarminaga. Se trata de los últimos arrestos desde el del etarra Lander Fernández Arrinda que tuvo lugar el 13 de junio en Italia. Ese día el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya advirtió de que se producirían nuevas detenciones en países europeos. En total, ya son 13 los presuntos miembros de la banda terrorista ETA que han sido detenidos en los seis primeros meses de este año fruto de la colaboración internacional.