La condena a la que fuera la plana mayor de los gobiernos socialistas de Andalucía por los ERE fraudulentos ha dado fuerzas a los críticos con Susana Díaz para volver a cuestionarla, recordando que ella es heredera directa de José Antonio Griñán y siempre estuvo al lado del exconsejero de Empleo José Antonio Viera, dos de los condenados a las mayores penas.

Los sanchistas de primera hora y quienes se han quedado por el camino tras perder la Junta sostienen que es hora de un cambio y que la sentencia que señala a los padrinos de Díaz aún la debilita más. Otra cosa es que estén dispuestos a dar el paso, ya que deben amarrar los apoyos suficientes y no hay un perfil destacado que encabece esa alternativa. De hecho, algunas fuentes recuerdan que la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, primera en las quinielas para sustituir a Díaz, fue destacada miembro de los ejecutivos de Griñán y Chaves. Incluso Mario Jiménez, apartado ahora del núcleo duro, también estuvo vinculado a Griñán.

Tras conocer el fallo, en el PSOE cerraron filas para proteger a la baronesa andaluza y al líder nacional, Pedro Sánchez, con el argumento de que el caso está amortizado y que las responsabilidades políticas ya se asumieron en su momento con la retirada total de los expresidentes.

En el entorno de Díaz explican que eran conscientes de que el PP incorporaría la sentencia a la pelea política, «es parte de su argumentario desde hace 10 años», pero que están preparados para una réplica «dura y contundente». «El futuro de Susana Díaz y del Partido Socialista andaluz lo decidirán los militantes, creo que es la militancia la que tiene que tomar las riendas de las grandes decisiones del partido», dijo ayer el portavoz socialista en el Senado, Ander Gil.