La empatía con los pacientes es una de las claves de una asistencia sanitaria de calidad. Y el mejor modo en que pueden ejercitarla los futuros enfermeros es poniéndose en la piel de las personas que recibirán sus cuidados. El claustro de Enfermería del CEU de Castellón lo tiene claro y, por eso, impulsa periódicamente iniciativas formativas que refuerzan las habilidades comunicativas de los estudiantes. 

Un ejemplo de ellas son los talleres que se organizan en segundo de Enfermería, en los que parte de los alumnos ejercen el rol de pacientes con los ojos vendados para potenciar el resto de los sentidos y su sensación de vulnerabilidad. Los demás actúan como enfermeros: en una primera fase, como «los peores del mundo» y, en la segunda, como «los mejores». 

Durante su interpretación del rol de malos enfermeros los estudiantes llevan de paseo a sus compañeros-pacientes por las instalaciones de la universidad, les obligan a sentarse y simulan todo tipo de atenciones enfermeras en absoluto silencio, sin darles explicación alguna ni atender a sus preguntas. En la segunda parte del ejercicio, los enfermeros cambian radicalmente de actitud: comienzan presentándose y les explican todos y cada uno de los pasos que dan durante la asistencia sanitaria, realizan preguntas a los pacientes y también aclaran sus dudas.  

En el análisis conjunto posterior, los futuros enfermeros comparten cómo han vivido la mala praxis desarrollada durante la primera fase del ejercicio. Los pacientes han experimentado miedo, agobio e incertidumbre y a los enfermeros les ha resultado muy difícil realizar sus funciones eficazmente sin intercambiar información con los pacientes. En la segunda parte, sin embargo, unos y otros han vivido unas sensaciones mucho más gratificantes. En suma, todos han interiorizado, experimentándolo en primera persona, el importante papel que desarrolla la comunicación y la escucha en el ejercicio sanitario.  

Trabajar la confianza

«Con talleres como estos, los futuros enfermeros viven en primera persona la importancia de empatizar con el paciente. Un buen profesional de la salud tiene que saber que trabaja con personas ajenas al ámbito sanitario, que se hallan, además, en una situación de vulnerabilidad cuando se ponen en nuestras manos. Saber explicar las técnicas que vamos a aplicarles y escucharles activamente marcan una enorme diferencia en la atención sanitaria e, incluso, en su evolución clínica», explica Isabel Almodóvar, profesora de Enfermería del CEU que ha impulsado esta iniciativa.  

«Esta práctica nos ha abierto la mente a otra forma de ver la relación paciente-sanitario. Hay una diferencia abismal en la relación de confianza que se establecía en la segunda parte respecto a la primera, en la que no existía la comunicación. Si el sanitario no explica al paciente lo que va a hacer, este está más tenso e incluso puede no recibir bien la información que necesita», añade José Manuel Marín, uno de los estudiantes que ha participado en este ejercicio de empatía.