Al laureado general estadounidense Tommy Franks se le recordará en los círculos militares de su país por haber establecido un modelo de guerra novedoso, basado en la preponderancia de las armas inteligentes, sin excesivos daños colaterales y con fuerzas de intervención rápida.

Sin embargo, su paso a la reserva puede no resultar tan placentero, porque un grupo de iraquís que perdieron a sus seres queridos han unido sus fuerzas para presentar una querella criminal conjunta contra Franks por crímenes de guerra.

El pasado 7 de abril, Mohamed, un joven bagdadí de 27 años, acompañaba en ambulancia a su mujer, a punto de dar a luz, al hospital Al Yarmuk, en Bagdad. A unos cien metros del centro hospitalario, cinco marines de EEUU abrieron fuego contra el vehículo. Murieron en el acto el conductor de la ambulancia, la joven embarazada y otra acompañante. Mohamed salió malherido del ataque.

UNO DE LOS 19 FIRMANTES

Este joven es uno de los 19 firmantes que relata su caso en la querella contra Franks, por crímenes de guerra y por atentar contra los derechos de la población civil, protegidos por cuatro tratados de la Convención de Ginebra de 1943.

La demanda, presentada en Bruselas por el abogado belga Jan Fermon y el letrado Nuri Albala, se basa en la denominada "competencia de justicia universal", que es potestad exclusiva de la justicia belga gracias a una ley de 1993 que permite a un tribunal de ese país juzgar a los presuntos autores de crímenes contra el derecho internacional humanitario en cualquier conflicto del mundo. La existencia de esta ley motivó que el secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, amenazara esta semana con trasladar la sede de la OTAN fuera de Bélgica.

La querella detalla con exactitud sobrecogedora las acciones dirigidas supuestamente contra la población civil iraquí bajo la supervisión y el conocimiento de altos mandos militares de EEUU. No sólo el general Franks es blanco de las acusaciones, sino también el coronel del Tercer Batallón de Marines, Bryan McCoy, que daba las órdenes que ejecutaban los marines disparando indiscriminadamente contra las ambulancias, por ser "sospechosas de servir de refugio a soldados de la Guardia Republicana".

Las causas de la querella son la destrucción de tres ambulancias en Bagdad, que mataron a media docena de civiles; el uso de bombas de fragmentación en zonas civiles, que hirieron a niños y ancianos; el pillaje de un centro cultural en Bagdad por parte de un grupo de marines; y la muerte de un periodista jordano.

Los querellantes son 17 iraquís y dos jordanos: la mujer y el padre del corresponsal de la televisión qatarí Al Jazira, Tarek Ayub, muerto el 8 de abril por un bombardeo de EEUU. "El general Franks es el máximo responsable de la actuación de sus soldados, que han matado a civiles. Estos actos son crímenes de guerra y deben juzgarse", afirma el abogado Fermon, que sabe que, probablemente, el general Franks y el coronel McCoy no se sentarán nunca en el banquillo de un tribunal.

La competencia universal de la justicia belga puede actuar contra los abusos a la población civil por parte del Ejército de EEUU, a pesar de que Washington no ha suscrito la creación del Tribunal Penal Internacional, que juzga estos crímenes.

A UN TRIBUNAL DE EEUU

El Ministerio de Justicia belga ya ha decidido traspasar la querella a un tribunal de EEUU para que sea éste quien decida abrir el proceso de instrucción contra Franks y McCoy, tal y como estipula la ley belga de competencia universal. Las otras dos posibilidades de sacar adelante la querella es que los responsables militares sean juzgados en el lugar donde se cometieron los crímenes (Irak) o por la propia justicia belga, pero la falta de medios, en el primer caso, y la voluntad de no crear un conflicto diplomático, en el segundo, han provocado que ahora deba pronunciarse la justicia de EEUU. "Dudo mucho de que un tribunal de EEUU sea imparcial en este caso y atienda nuestra querella, pero seguiremos luchando para que la justicia dé respuesta al dolor de las familias", dice Fermon.