El presidente de Bolivia, Evo Morales, aseguró ayer en el Parlamento Europeo que la entrega de las acciones de las petroleras en manos del BBVA no implican ninguna expropiación, sino un mero cambio de gestión de esos activos que a partir de ahora serán gestionados por el Estado. "No se quita a nadie, no se expropia a nadie", afirmó Morales con contundencia a una pregunta del eurodiputado del Grupo Popular José Ignacio Salafranca durante un debate en la comisión de Asuntos Exteriores de la Eurocámara.

Morales, previamente, intervino en sesión solemne ante el pleno de la Eurocámara, donde defendió su política de nacionalización de los hidrocarburos y de los recursos naturales. La nacionalización, argumentó, es la única vía para sacar al país de su pobreza endémica. "No se expulsa ni se expropia a nadie", insistió el líder andino. El problema, explicó, era que "las empresas ganaban mucho y Bolivia no ganaba casi nada".

SE HARÁ UNA AUDITORÍA El presidente de Bolivia precisó en una conferencia de prensa posterior que se realizará una auditoría financiera y económica a cada empresa de hidrocarburos para verificar qué beneficios han obtenido hasta ahora con sus concesiones y que de esa auditoría dependerá si pueden obtener compensación por sus inversiones o si se considerará que ya las han recuperado a través de los beneficios.

Cuando Morales entró en el pleno, el Grupo Popular abandonó el hemiciclo en señal de protesta contra la política de nacionalizaciones de su Gobierno. Morales calificó esa reacción de "acto de desprecio y de humillación" hacia su Ejecutivo. El presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, reprochó la conducta del Grupo Popular y recordó que el presidente boliviano había ganado unas elecciones democráticas limpias.