El papa Benedicto XVI trató ayer de frenar la irritación generada en el mundo musulmán por sus referencias a Mahoma y a la guerra santa mediante un comunicado en el que "sinceramente lamenta que ciertos pasajes de su discurso puedan haber parecido ofensivos a las sensibilidades de la fe musulmana", según el texto leído por el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone. El cardenal añadió que Benedicto XVI "está inequívocamente a favor del diálogo entre religiones y culturas".

En el comunicado se afirma que el Papa apoya la doctrina oficial del Vaticano, en la que se afirma que la iglesia "estima a los musulmanes, que adoran al único Dios" y enumera los puntos en común de ambas religiones. Bertone reiteró que el discurso del Pontífice ha sido interpretado de una forma que "no corresponde a las intenciones" de Benedicto XVI, un Papa que afronta la peor crisis desde el inició de su papado, dijo Bertone.

MALINTERPRETACIÓN Lo que para Benedicto XVI es una "malinterpretación", para muchos en Occidente, un nuevo ejemplo de la extrema sensibilidad y del radicalismo del islam tras la polémica de las viñetas de Mahoma, para los musulmanes es una falta de respeto y un intento de criminalización por parte de un líder religioso que debería entender mejor que nadie lo resbaladiza que puede ser en ocasiones la fe. "El Papa habló más como un político que como un hombre de religión", declaró ayer el primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, resumiendo escuetamente la esencia de la polémica desde el punto de vista musulmán. "¿Cómo puede el Papa insinuar que los musulmanes son los creadores del terrorismo mientras son los seguidores del cristianismo quienes han agredido a los países musulmanes? ¿Quién atacó Afganistán y quién invadió Irak?", se preguntó, indignado, el clérigo saudí Salman al Odeh.

De Marruecos a Indonesia, ayer se sucedieron las reacciones políticas de los países musulmanes, que coincidieron en considerar "ofensivas" las palabras del Papa. En Occidente solo la canciller alemana, Angela Merkel, expresó su apoyo a Benedicto XVI y su discurso, que calificó de "invitación al diálogo entre religiones". No lo ven así Egipto y Marruecos, que llamaron a consultas a sus embajadores en la Santa Sede, ni Irán, Irak y Malasia, que exigieron una rectificación. Erdogan también pidió "disculpa por unas declaraciones desafortunadas y feas", postura con la que coincidió The New York Times en el editorial: "El mundo escucha con atención las palabras de cualquier Papa. Y es trágico y peligroso que un Pontífice infrinja daño, ya sea deliberadamente o por descuido".

No parece que el comunicado del Vaticano vaya a ser suficiente. Al menos no lo es para los Hermanos Musulmanes egipcios, quienes negaron que las palabras del Papa hayan sido malinterpretadas. "¿Ha presentado una disculpa personal por unas declaraciones de las que claramente está convencido? No", dijo retóricamente el dirigente islamista Mohammed Habib. De Egipto también vino la opinión de un líder cristiano: el papa copto Shenouda III afirmó que las palabras de Benedicto XVI son "contrarias a las enseñanzas de Cristo" porque "el cristianismo enseña a no herir a los demás, ni a sus convicciones ni a sus símbolos religiosos".

ATENTADO A pesar de que la crisis generada no ha originado hasta ahora actos de violencia contra símbolos occidentales como la de las viñetas de Mahoma, ayer hubo que lamentar un atentado en la ciudad cisjordana de Naplusa. Allí, un desconocido grupo denominado Leones del Monoteísmo lanzó dos explosivos caseros contra una iglesia greco-ortodoxa y otra anglicana, causando escasos daños materiales. El alcalde de Naplusa y dirigente de Hamás, Adli Yaaish, y el diputado islamista Ayman Daraghmeh condenaron ayer "el irresponsable ataque".