Los cabezas rapadas rusos han asesinado a 39 personas y herido a otras 300 en lo que va de año, según denunció ayer la oenegé rusa Sová. La mayoría de las víctimas, 28 extranjeros, murieron a manos de racistas en Moscú. La directora adjunta de Sová, Galina Kozhevnikova, declaró a la agencia Interfax: "Los ataques racistas se han registrado en 34 regiones rusas. Los últimos casos tuvieron lugar en Sarátov, Kaluga y Siktivkar. La propagación de xenofobia es cada vez mayor".

Moscú y San Petersburgo son las dos "capitales xenófobas" rusas, donde se acuartelan unas 50.000 activistas de las organizaciones nazis, según el último estudio de Sová. Mientras, las autoridades calculan que solo hay 6.000 combatientes racistas.

"Solo en Moscú, 28 extranjeros fueron asesinados en el 2006 por los racistas y otros 149 resultaron heridos, mientras que en San Petersburgo, por la misma causa, hubo 5 muertos y 27 heridos", indicó Kozhevnikova. Estas cifras suponen un aumento en comparación con los 37 muertos y los 400 heridos por motivos racistas en el 2005. Entre las víctimas más frecuentes figuran extranjeros de África, Asia y América Latina. Los racistas persiguen también a las minorías sexuales, a activistas de movimientos culturales juveniles y a mendigos.

Según las oenegés rusas, la xenofobia en Rusia está en auge por falta de una respuesta adecuada de las autoridades. En un país donde, junto a la mayoría rusa, viven 200 etnias, el 58% de los habitantes apoya el lema de "Rusia para los rusos".