Nunca antes la UE había aprobado sanciones tan duras como las que firmó ayer contra el régimen de Teherán para castigarle por su programa nuclear. La UE, que presiona así a Irán para que vuelva a la mesa de negociaciones, ha apuntado directamente al sector energético iraní, crucial para el Estado persa.

Dentro del paquete de medidas, los expertos consideran las más dañinas las que prohiben nuevas inversiones, asistencia técnica, exportación de equipamiento o transferencia de tecnología en los procesos de refinamiento de petróleo o producción de gas licuado. Irán es el cuarto productor de crudo del mundo, pero gran parte de la gasolina que consume el país es importada.

En el sector del transporte, las sanciones prohiben a los aviones de cargo aterrizar en países de la UE y a los barcos ser inspeccionados en alta mar, y en el bancario se restringen las operaciones con las entidades iranís. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ramin Mehmanparast, restó importancia a las sanciones de las que dijo que tendrán "poco impacto".