Las autoridades sanitarias de Haití detectaron ayer cinco casos de cólera en Puerto Príncipe, los primeros registrados en la capital, lo que ha hecho saltar todas las alarmas. La ONU dijo que los enfermos ya llegaron infectados a la ciudad, cuatro de ellos procedentes del departamento de Artibonite, al norte del país y principal foco de la epidemia, y uno de la meseta central. Hasta el momento, la enfermedad se ha llevado por delante a 253 personas, mientras que más de 3.000 se encuentran hospitalizadas.

"La identificación de los cinco casos en la capital, aunque inquietante, demuestra que el sistema de vigilancia de la epidemia funciona", aseguró ayer desde Ginebra la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (Ocha). "Estos últimos casos no constituyen una propagación de la epidemia porque no se trata de un nuevo foco de infección", subrayó.

El portavoz de la Ocha en Haití, Imogen Wall, sin embargo, elevó el tono de alarma. En declaraciones a la CNN, Wall calificó la llegada de la enfermedad a la capital de "circunstancia muy preocupante", aunque dijo que los nuevos casos habían sido "muy rápidamente" diagnosticados y aislados.

Del total de fallecidos, dos murieron en un pueblo cercano a Puerto Príncipe, según reveló ayer el director general del Ministerio de Sanidad de Haití, Gabriel Thimote. El balance ofrecido ayer por el Gobierno haitiano es de 30 muertos más que el facilitado el día anterior, el sábado.

SITUACIÓN BAJO CONTROL La ministra de Asuntos de Exteriores de Haití, Marie Michéle Rey, afirmó desde la ciudad suiza de Montreux, donde participó en la cumbre de la francofonía, que "confiaba" en que la epidemia, la primera en el país caribeño en los últimos cien años, estuviera ya bajo control. "Hasta el momento, los que están sobre el terreno parecen poder controlar la situación", señaló Rey.

El cólera, enfermedad muy contagiosa que se transmite por la contaminación del agua y la comida, puede matar a un infectado por deshidratación en cuestión de horas si no es tratado a tiempo. El afectado puede llegar a perder el 10% de su peso en tan solo cuatro horas.

La infección, que provoca violentas diarreas, se extiende con mayor rapidez y virulencia en situaciones de vida precaria, como es el caso de los miles de supervivientes del terremoto que devastó gran parte del país el pasado 12 de enero.

El seísmo acabó con la vida de 250.000 personas y desplazó a más de millón y medio. Muchos de ellos malviven desde entonces en improvisados campamentos de tiendas en la capital. "Todo lo que podemos hacer es rezar a Dios, porque si llega esta enfermedad a los campamentos, será un desastre", dijo ayer a la agencia Reuters Helen Numa, una desplazada de 35 años. "Puede ver por sí mismo la cantidad de gente que está viviendo aquí, apiñada como sardinas", añadió.

CUIDAR LA HIGIENE El Gobierno hace continuos llamamientos a la población para que cuide la higiene, como prevención. Se aconseja lavarse las manos con jabón, no comer vegetales crudos, hervir la comida y el agua, y evitar bañarse en los ríos. Las autoridades sospechan que el río Artibonite, que irriga el centro del país, está contaminado.

Haití tiene previsto celebrar el 28 de noviembre elecciones legislativas y presidenciales. Mirlande Manigat, candidata favorita a suceder al presidente, René Préval, ha calificado de "escenario catastrófico" la epidemia.