La introducción de este mecanismo de salvaguarda para permitir una reintroducción de los controles fronterizos dentro de la Unión Europea en caso de perturbaciones migratorias responde a la presión de los partidos populistas. Tiene su origen en el pulso mantenido en abril entre París y Roma a causa de 20.000 inmigrantes irregulares llegados a Italia procedentes del norte de África, y que el Gobierno italiano trató de reexportar al resto de la UE mediante permisos irregulares. La iniciativa también está orientada para prevenir fallos de Bulgaria y Rumanía cuando logren incorporarse a Schengen.