Apesar de la brutal represión contra la población del régimen sirio de Bachar el Asad, los líderes de la Unión Europea (UE) volvieron a mostrar ayer una débil respuesta ante el grave deterioro de la situación en el país. Mientras el Ejército de Asad disparaba y mataba a 15 manifestantes en una nueva jornada de protestas, los Veintisiete ni siquiera se atrevieron en la cumbre europea a calificar al régimen de Damasco de ilegítimo, ni reclamaron la dimisión de Asad, a diferencia del caso de Libia y de Muammar el Gadafi.

La cumbre europea condenó por enésima vez "con la máxima firmeza" la represión y la violencia del régimen sirio contra su población, y expresó su preocupación por las operaciones militares próximas a la frontera turca. Destacaron también que "el régimen sirio está poniendo en cuestión su legitimidad". Pero no fueron más lejos de ahí.

Los Veintisiete insistieron en que "los responsables de crímenes y violencia contra los civiles deberán dar cuenta de sus actos", y volvieron a exigir que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas "asuma su responsabilidad y ofrezca una respuesta adecuada a la situación en Siria". La UE acaba de ampliar sus sanciones contra el régimen, añadiendo nuevos nombres a la lista de personas y empresas del régimen con bienes congelados, pero esas sanciones tienen una efectividad práctica limitada.

Las protestas que los opositores sirios hacen tras el rezo musulmán de los viernes volvieron a ser reprimidas ayer por las fuerzas de seguridad. Al menos 15 personas murieron a balazos en suburbios de Damasco y en Homs, según la ONG Comités de Coordinación Local de Siria.