Hu Jia, reputado disidente chino, fue liberado ayer tras pasar en la cárcel más de tres años. Hu no es un activista cualquiera. En el 2008 recibió el premio Sajarov del Parlamento Europeo, y su nombre sonó regularmente para el Nobel de la Paz, hasta que se le concedió el pasado año a Liu Xiaobo, otro disidente encarcelado. Su liberación llega tres días después de la de Ai Weiwei, artista y activista que pasó tres meses detenido por supuestos delitos económicos.

Zeng Jinyan, esposa de Hu, confirmó en la madrugada del sábado la noticia en Twitter. "Tras una noche en blanco, Hu llegó a las 2.30 de la mañana. Tranquilo y muy feliz. Necesita descansar. Gracias a todos". Es costumbre ya que Pekín libere a los disidentes con nocturnidad.

EN VÍSPERAS OLÍMPICAS "China ha sido una dictadura durante toda su historia, y ahora creo que tenemos una posibilidad de traer la democracia por primera vez en 5.000 años", manifestaba Hu en el año 2007. Un año después, en vísperas olímpicas, fue condenado por incitar a la subversión contra el Estado.

Hu concedía numerosas entrevistas a la prensa occidental y se servía de internet para pedir más libertades en China. Pero Hu es mucho más que un teórico, por lo que la disidencia de base le otorga un reconocimiento incluso mayor que a Liu.

Hu se ha significado por luchar por los derechos de los seropositivos. Denunció tenazmente un tema todavía tabú en China: el contagio de VIH que sufrieron miles de empobrecidos campesinos de la provincia de Henan, que vendieron su sangre por un puñado de yuanes en transfusiones masivas. También ha luchado por el medio ambiente y por la defensa de todos las víctimas de abusos de poder en general. Su mujer es también una célebre activista que, incluso con su marido en la cárcel, seguía denunciando en su blog los abusos de las autoridades.

Ambos sufrieron numerosas detenciones y arrestos domiciliarios. El acoso rutinario que padecían quedó retratado en el famoso documental Prisoners of Freedom city (Prisioneros de la Ciudad de la Libertad).

El tono de las críticas de Zeng solo había bajado en los últimos meses, lo que presagiaba la inminente liberación de Hu. El activista padece una cirrosis hepática que se le ha agravado. Su mujer ya ha dicho que Hu dedicará los próximos meses a cuidar su enfermedad y a su familia.

ECO DE REVUELTAS China redobló el control de la disidencia los meses previos a los Juegos Olímpicos. Las revueltas populares que tiraron gobiernos en el mundo musulmán a principios de año devolvieron el férreo acoso policial. Cientos de abogados y activistas han sido interrogados, detenidos o sometidos a arresto domiciliario.