La tensa espera de los egipcios para conocer al primer presidente de la era post--Mubarak se acabó ayer. Tres días más tarde de lo previsto, la Comisión Electoral anunció que el vencedor de las elecciones presidenciales había sido el islamista Mohamed Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes, con el 51,73% de los votos. Se impuso a su rival y figura del antiguo régimen, Ahmed Shafiq, con una ventaja de 882.751 sufragios, según indicó el jefe de la Comisión Electoral, Faruq Sultan. Unos 50 de los 82 millones de egipcios estaban llamados a las urnas los pasados 16 y 17 de junio para elegir al nuevo jefe de Estado, pero solo votó el 51,8%.

Tanto Mursi como Shafiq, que obtuvo el 48.3% de los votos, se habían autoproclamado vencedores y el retraso en el anuncio del escrutinio había provocado sospechas de que el resultado sería más bien el fruto de una negociación que el balance real de las urnas. Mursi será el primer presidente islamista de Egipto y el primer jefe de Estado civil en 60 años, elegido democráticamente después de que la revolución del 2011 derrocara a Mubarak. Pero no está claro qué poder real tendrá el presidente.

LLAMAMIENTO A LA UNIDAD En su primer discurso a la nación tras ser proclamado vencedor, Mursi prometió anoche que será "el presidente de todos los egipcios" e hizo un llamamiento a "la unidad nacional". Los seguidores de Mursi ocupaban la plaza Tahrir desde el martes y ayer los Hermanos Musulmanes anunciaron que no la abandonarán en protesta por las enmiendas constitucionales decretadas por la Junta Militar que gobierna Egipto y que permitirán a los militares seguir manteniendo el control del país. "Continuaremos en Tahrir hasta que se anule la Declaración Constitucional Complementaria", aseguró Mohamed al Beltagui, de los Hermanos Musulmanes.

Los manifestantes también están en contra de la disolución de la Cámara baja del Parlamento ordenada por el Tribunal Constitucional por irregularidades en su formación. Los Hermanos Musulmanes dominaban las dos cámaras parlamentarias a través de su formación afín, el Partido Libertad y Justicia.

El presidente electo, que ayer renunció a su militancia en los Hermanos Musulmanes, como había prometido que haría si conseguía la victoria, pretende jurar su cargo ante el Parlamento al ser "la única entidad legítima elegida por el pueblo egipcio", según indicó el portavoz de su equipo electoral, Yaser Ali.