En una ciudad bajo amenaza de lluvia y atravesada por profundas divisiones políticas, miles de argentinos decidieron sumarse a la "marcha del silencio" convocada para hoy por un grupo de fiscales y un juez en memoria de Alberto Nisman, el fiscal que acusó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de diseñar un plan de impunidad para los iraníes presuntamente involucrados en el atentado contra la mutual judía de Buenos Aires que mató 85 personas el 18 de julio de 1994. La manifestación, a la que adhirieron los partidos opositores, con excepción de la izquierda, se llevará a cabo al cumplirse un mes de la muerte de Nisman y en medio de las pericias que lleva adelante la fiscal Vivian Fein para determinar si se suicidó o fue asesinado. Las pruebas por ahora se inclinan hacia la primera de las hipótesis. Susana Arroyo Salgado , la viuda de Nisman, resolvió sumarse a las columnas de ciudadanos que se proponen llegar a la Plaza de Mayo, frente a la sede del Poder Ejecutivo. Arroyo Salgado llamó a expresarse con “tranquilidad y respeto”. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, informó que la marcha será resguardada por un fuerte dispositivo policial. “Puede haber provocaciones, entiendo, lo deduzco, y ante la posibilidad de provocaciones, ningún agente portará armamento".

Para el kircherismo, la manifestación forma parte de un plan desestabilizador del cual no es ajeno un sector de la justicia y los servicios de inteligencia, así como los principales medios de comunicación. El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha compartido ayer esa hipótesis. Los intelectuales se han dividido fuertemente entre la adhesión y el rechazo a la jornada de hoy.

“Larga vida a quienes, frente al dolor que padecen, y sobreponiéndose a éste, salen a la calle a manifestar su protesta, a los gritos, en silencio o llorando. Frente a la impunidad, la injusticia social y la muerte, que otros se queden con la algarabía y el canto”, escribió en las páginas de La Nación el sociólogo Roberto Gargarella.

Los fiscales que convocaron a la marcha son un fuerte revulsivo para muchos argentinos que quieren saber la verdad de lo que ha ocurrido hace un mes. Germán Moldes, el más locuaz de ellos, fue viceministro del Interior del presidente Carlos Menem en los años del atentado y le entregó en tiempo record el pasaporte argentino al traficante de armas de origen sirio Monzar al Kassar. Raúl Plee, otro fiscal que lidera la convocatoria, ha sido denunciado por familiares de víctimas del bombazo contra la sede de la AMIA de entorpecer la causa. Carlos Stornelli es conocido por su vínculo con el jefe de la “barra brava” del Boca Juniors. Ricardo Sáenz a defendio las leyes de impunidad a los represores de la última dictadura. El juez Ricardo Recondo es socio de la familia del ex secretario de Inteligencia de Menem, Hugo Anzorreguy, uno de los acusados por encubrimiento en la causa AMIA que involucra al ex mandatario y al primer juez que investigò el atentado, y deben enfrentar este año.

NUEVOS PRESUNTOS TESTIGOS

La “marcha del silencio” es precedida por el sorprendente hallazgo de un cuerpo calcinado muy cerca del edificio donde falleció Nisman y la irrupción de una testigo del operativo policial en el apartamento del difunto fiscal. Con el leguaje de una especialista, Natalia Fernández le dijo al diario “Clarín” que "no se cuidaron las evidencias" ni se respetaron las normas más básicas para una escena de muerte. Aseguró a su vez “en el edificio de enfrente encontraron un casquillo de un francotirador de un arma que no hay en Argentina". Luego le reveló a una radio bonaerense que había escritos de Nisman en arameo. "Se va a tener que hacer cargo y demostrar lo que dijo", dijo la fiscal Fein, que calificó de vergonzosas las declaraciones. Anmistía Internacional también desautorizó a Fernández, quien había dicho que contaba con sus servicios jurídicos. Como si fuera poco, en la noche del martes irrumpió otro supuesto testigo asegurando que en el pasillo del vestidor del apartamento había manchas de sangre.

TODOS SON SHERLOK HOLMES

En medio de un incesante y confuso bombardeo informativo, los argentinos, señala el antropólogo Alejandro Grimson, “nos convertimos en Sherlock Holmes” y “nos lanzamos a discutir el caso Nisman, siempre estando completamente seguros. De cada hecho emerge una interpretación clara. Si la puerta del baño no podía abrirse, suicidio. Si no había pólvora en su mano, asesinato. El cerrajero abrió rápido: asesinato. Pero la madre había abierto otra puerta: suicidio. Todo lo que se dice podría ser interpretado de otro modo”. Grimson añade: “¿Si fuera más complicado? ¿Si la necesaria verdad, cualquiera sea, revelara mucho más que estas presunciones, un entramado más enmarañado y desconocido? ¿Cómo encaja la causa AMIA? ¿Qué incidencia tiene la causa por encubrimiento que en pocos meses va a juicio oral? ¿La geopolítica mundial se reduce a kircherismo y antikirchnerismo?”

PEDIDO A EEUU E ISRAEL

En este contexto, el Gobierno argentino pidió a los cancilleres de Estados Unidos y de Israel, John Kerry y Avigdor Lieberman, respectivamente, que "el tema de la AMIA sea incluido en las negociaciones con la República Islámica de Irán". "La Argentina observa con suma preocupación la creciente frecuencia con que muchos países son utilizados como escenarios en los que otros Estados intervienen para definir disputas en función de sus propios intereses geopolíticos. También nos preocupa ver cómo se utilizan mecanismos de propaganda abierta o encubierta para tales fines. Mi país rechaza tales actos y pretende que no sucedan en su territorio", consigna la carta.

Con este complejo trasfondo, el juez federal Daniel Rafecas se reintegra hoy a sus funciones. Le toca nada menos que determinar tiene fundamento la decisión del fiscal Gerardo Pollicita de hacer suya la denuncia de Nisman e imputar a Fernández Kirchner por encubrimiento. La acusación del difunto fiscal había sido desestimada por Raúl Canicoba Corral, el magistrado a cargo de la causa AMIA y refutada por el ex director de la Interpol, Ronald Noble.