El papa Francisco comienza hoy un viaje de dos días a Egipto, el más peligroso de su pontificado tras el que realizó en el 2015, en plena guerra civil, a la República Centroafricana. Uno de los motivos de su desplazamiento es llevar su solidaridad a los cristianos coptos -más antiguos que los católicos romanos-, a quienes los terroristas que dicen inspirarse en el islam han golpeado con 40 atentados desde que empezaron las llamadas primaveras árabes (2011), causando centenares de muertos.

Pese a la inestabilidad de la zona, durante los dos días Francisco se desplazará en coches normales, sin blindaje. «Nosotros no estamos preocupados, porque ellos [los egipcios] quieren que las cosas salgan bien», explicó Greg Burke, director de la sala de prensa del Vaticano, ilustrando que el Papa se trasladará «en coche normal, cerrado pero no blindado, porque así lo ha querido».

Durante su estancia, el Papa se entrevistará con el presidente egipcio Abdelfatá al Sisi, pero sobre todo tomará la palabra en la universidad Al Azhar, que algunos consideran el Vaticano de los musulmanes sunís, que en todo Oriente Próximo son combatidos por los musulmanes chiís, en guerras como las de Siria, Afganistán y Yemen. En general, en los países musulmanes los sunís constituyen la clase media.

El viaje tiene lugar tres semanas después de dos atentados el domingo de Ramos contra los coptos, en los que murieron 36 personas y 108 resultaron heridas. Los extremistas que atacan a los coptos no pueden aducir que constituyen una religión «forastera» u occidental, porque son los únicos egipcios actuales que descienden de los antiguos egipcios, mientras que los islámicos llegaron sucesivamente, apoyados por los mismos coptos como liberadores de los ocupantes bizantinos, que eran cristianos, pero represores.

A pesar de ello, en el Egipto actual sufren discriminaciones permanentes en los puestos de trabajo o en la construcción de viviendas e iglesias, aunque en los últimos años, atentados extremistas a parte, su situación ha mejorado ligeramente.

Según el portavoz vaticano, el viaje papal tiene tres objetivos: visitar a la minoría de los católicos (romanos), encontrarse con las otras confesiones cristianas y los coptos, e intervenir en un encuentro interreligioso en la universidad Al-Azhar, pronunciando un discurso tras el imán Admad al-Tayyib, que Francisco recibió el pasado año en el Vaticano. La reunión con el presidente Al Sisi tendrá carácter privado.

El Papa se reunirá también con el cuerpo diplomático y representantes del mundo cultural y académico de Egipto y mantendrá encuentros con grupos de católicos. Hablará en italiano, con traducción simultánea en árabe, y la visita será transmitida por la televisión estatal. Son pequeños detalles que indican la sensibilidad con la que se realiza el viaje.