Síguenos en redes sociales:

CAMBIO DE GOBIERNO EN UN PAÍS ANDINO

Giro ultraconservador

La presidenta boliviana le dará un giro neoliberal a la economía y priorizará la relación con EEUU H El ministro de Gobierno propone una «cacería» de los colaboradores de Morales y les llama«sediciosos»

Giro ultraconservador

El Gobierno provisional de la senadora Jeanine Áñez decidió presentarse al mundo sin pliegues ocultos. El camino a nuevas elecciones estará sembrado de cruces, un giro conservador en la cultura, la alianza con Estados Unidos y la abolición del estatismo económico de Evo Morales. También se insinúa una cuota de revancha política en el horizonte.

El exsenador de derechas Arturo Murillo prometió en su primera aparición pública como ministro de Gobierno impulsar la «cacería» del exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, y otros colaboradores de Evo Morales a los que calificó de «sediciosos» por promover «la inestabilidad» de las autoridades surgidas del golpe. Murillo es conocido por su radicalidad ideológica. Dos años atrás, cuando era senador, se opuso con vehemencia a la despenalización del aborto.

«Un puñado de mujeres se creen muy liberales. Yo las apoyo, si quieren matarse, que se maten, que se tiren del quinto piso. Sucídense. Hagan lo que quieran con sus vidas, no con una que no les pertenece», dijo ayer.

La presencia de Murillo y otros ministros de opiniones análogas en el Gabineta de Áñez encendió las alarmas de La Razón, un diario que nunca fue complaciente con Morales. En su editorial del jueves lamentó que el «retorno de la Biblia a Palacio» sea celebrado «sin considerar que significa un retroceso en la construcción de un Estado laico». Según el rotativo, es también posible que haya retrocesos en ámbitos «como el de los derechos de pueblos indígenas, que gran parte del conservadurismo considera atentatorios de sus propios derechos, aunque no haya evidencia en ese sentido, y de minorías sociales, mucho más amenazadas por los extremismos religiosos, como por ejemplo la población LGBTI».

Santa Cruz, la región más próspera de Bolivia que intentó separarse de La Paz, tiene absoluto predominio en el flamante círculo de ministros. José Luis Parada, quien manejó las cuentas de ese departamento, aseguró que informó que promoverá una amplia apertura económica y un abandono del protagonismo estatal porque, dijo, durante el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) la inversión privada tuvo trabas y se trata en adelante de «atraer inversiones». Entre 2006 y 2019 Bolivia tuvo la etapa de mayor aceleración económica de su historia al punto de reducir a la mitad la pobreza con muy baja inflación y endeudamiento externo.

La académica Karen Longaric fue puesta al frente de Exteriores. Después de anunciar la completa reorientación de la política internacional de Bolivia reconoció al diputado Juan Guaidó como presidente «encargado» de Venezuela. Prometió también dejar atrás los años de recelo con Washington y mejorar los vínculos con Chile.

Jerjes Justiniano Atalá quedó como ministro de la Presidencia y eslabón fundamental entre Áñez y Luis Fernando Camacho, el empresario cruceño que lidero el movimiento contra Morales. Nadie mejor que él para cuidar sus intereses y las expectativas. Antes de asumir como ministro, Atalá fue el abogado de Camacho.

Reconocimiento ruso

Áñez obtuvo ayer el reconocimiento de Rusia, uno de los aliados más fuertes que tenía el MAS. «Nos dimos cuenta de que, cuando fue nombrada para este cargo, no había quórum pleno en el Parlamento, por lo que vemos aquí algunos puntos que, por supuesto, tenemos en cuenta», dijo el vicecanciller Serguéi Riabkov.

La mandataria provisional expresó su queja con México porque le permite al asilado Morales «incitar» a la población boliviana a salir a la calle a protestar con sus declaraciones a los medios. El presidente renunciante, aseguró, «está rompiendo con todos los protocolos del exilio».

Pulsa para ver más contenido para ti