Guerra de Ucrania

Los 3 grandes interrogantes de las filtraciones de secretos militares en EEUU

Una nueva difusión masiva de documentos secretos, más grave que WikiLeaks y Snowden, sacude a EEUU en plena guerra de Ucrania

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes.

El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes.

Marc Marginedas

"No sabemos quién está detrás de esto, no sabemos cuál es el motivo, no sabemos si hay más material allí fuera". John Kirby, portavoz del Pentágono, ha tenido que admitir públicamente, en las últimas horas, que de momento las autoridades de EEUU tienen más preguntas que respuestas acerca de la más importante filtración de documentos clasificados desde la era de WikiLeaks y Edward Snowden, hace ya un decenio.

Un centenar de informes tipificados como "secreto" o "alto secreto" han venido apareciendo en las redes sociales en los últimos días, e incluyen desde mapas e información confidencial sobre la guerra de Ucrania hasta valoraciones políticas en el convulso Israel actual. Pero, tal y como valora el periodista David E. Sanger en The New York Times, hay algo radicalmente diferente en esta difusión no autorizada de material confidencial: "Los datos revelados son menos comprehensivos, pero mucho más oportunos" desde el punto de vista del momento político, con una guerra como la de Ucrania en plena ebullición. Además, se trata de material muy reciente, en algunos casos datado tan solo 40 días atrás.

¿Qué documentos se han filtrado?

El paquete más importante de documentos se refiere a la guerra de Ucrania: mapas militares, gráficos acerca de entrega de material militar, despliegues de unidades, fortalezas y debilidades del Ejército de Kiev... En algunos casos, incluso se detalla la preocupación de Washington ante la posibilidad de que las defensas antiaéreas ucranianas se queden sin munición próximamente y Moscú pueda materializar una larga aspiración que alberga desde el inicio del conflicto: el dominio del espacio aéreo ucraniano, con potencial para modificar sustancialmente el curso de la guerra. También se incluyen estimaciones sobre bajas militares en uno y otro bando, estimaciones que cuando han sido publicadas en canales prorrusos, han sido modificadas en favor del Kremlin, minimizando las pérdidas propias e incrementando las del enemigo. No obstante, hay otros documentos referidos a presiones estadounidenses sobre Corea del Sur para suministrar munición a Ucrania o incluso sobre el posible papel del Mosad, el servicio secreto israelí, en las protestas contra Binyamín Netanyahu. En general, los documentos ponen de relieve el decisivo papel que juega Washington "a diario" en la guerra de Ucrania en apoyo de Kiev.

¿Quién es el autor de la filtración?

De momento, existen muy pocas certezas respecto a la autoría. No se trata de ningún hackeo realizado por algún grupo de piratas informáticos con vínculos con el Kremlin, y muchos de los documentos han sido fotografiados antes de ser diseminados, lo que permite deducir a los investigadores que el autor material de la filtración es alguien de dentro con acceso a esta información. Al emplear procedimientos que dejan rastro, como direcciones IP o fechas en las imágenes, las pesquisas podrían avanzar con rapidez. Dada la amplitud de los temas abordados en los papeles filtrados, los observadores no ven una gran intencionalidad política en el suceso, a diferencia de lo sucedido en las difusiones no autorizadas capitaneadas por Julian Assange y por Edward Snowden hace un decenio.

Ucrania y Rusia han intercambiado acusaciones acerca del autor intelectual del suceso, aunque de momento, todo está en el aire. No obstante, si al final se confirma que los servicios secretos rusos son los responsables de la filtración, habrá sido un disparo en el pie. "Las filtraciones son malas para Putin, quizás más que para nosotros", valora para EL PERIÓDICO en un mensaje Douglas London, agente retirado de la CIA, profesor en la universidad de Georgetown y autor de The Recruiter, sus memorias como responsable de contrainteligencia en el sur de Asia. Los documentos "detallan pérdidas, incompetencia y debilidades que Putin quiere ocultar tanto a su propia gente como a su adversarios". Y para evitar que todo ello quede públicamente expuesto, la inteligencia rusa se ha visto obligada a diseminar "versiones manipuladas de sus pérdidas", manipulaciones realizadas "de forma burda" y "difundidas rápidamente sin ser examinadas de forma debida", constata el académico.

¿Cuáles son los efectos de la filtración, a corto y a largo plazo?

El primer damnificado, sin duda, es EEUU y sus servicios de inteligencia, cuyos secretos son de nuevo aireados y su credibilidad para procesar y mantener material confidencial queda cuestionado ante sus propios aliados. "Es un robo terrible; (Edward) Snowden y (Chelsea) Manning (autora de las filtraciones a WikiLeaks) fueron los primeros en demostrar lo fácil que es robar y filtrar masivamente información", lo que "merma la fe en nuestra comunidad militar y de inteligencia", sostiene para EL PERIÓDICO, también en un mensaje, John Sipher, exfuncionario de la CIA, durante 28 años miembro de la unidad de operaciones clandestinas de la agencia. No obstante, el agente retirado limita el daño causado por los datos revelados. "Son resúmenes militares; el material de inteligencia más sensible no aparece en este tipo de documentos; la inteligencia más sensible se transmite en briefings y se incluye únicamente en documentos a los que únicamente tienen acceso funcionarios de alto rango", continúa.

Para Ucrania, a punto de lanzar una contraofensiva contra los ocupantes rusos "el momento (de la filtración) es terrible", confirma Sipher. No obstante, la constatación de que EEUU también espía a los aliados, algo que se deduce de los documentos filtrados, tendrá un impacto mínimo en las relaciones con ellos. "Todos sabemos que nos espiamos mutuamente; una filtración es embarazosa ante el público, pero ello no daña las relaciones diplomáticas", asegura un exagente que prefiere el anonimato.

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