América Latina

La derecha y la ultraderecha ganan posiciones cara a las próximas elecciones presidenciales en Argentina

Las encuestas predicen una histórica derrota del peronismo en las urnas debido a la crisis económica

Abel Gilbert

La carne es algo más que una medida de valor en Argentina, alguna vez llamado el país de las vacas. El consumo por habitante se mantuvo en los 47 kilos en 2022, el promedio más bajo durante los últimos 100 años. Con una inflación que amenaza perforar los tres dígitos, se cree que ese nivel de compras seguirá descendiendo, nada menos que en un año electoral. A falta de un buen churrasco o una tira de asado, el corte vacuno más popular, el Gobierno peronista del presidente Alberto Fernández acaba de convocar a un encuentro abierto en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) para promover la ingesta de insectos por su potencial proteico.

Fernández le ganó las elecciones al magnate Mauricio Macri con la promesa de restituir en las mesas la carne asada, tan esquiva también en 2019 a los bolsillos populares. A seis meses de los comicios, y mientras se reivindica el beneficio nutricional de los grillos, el peronismo todavía carece de un candidato. Las encuestas le predicen una derrota histórica en las urnas. Si los augures no se equivocan, la pelea por la presidencia se daría entre la derecha, agrupada en la coalición Juntos por el Cambio, y la ultraderecha que conduce Javier Milei. Una situación sin precedentes.

La impopularidad de Fernández, explicada en los costes del ajuste económico y una pobreza que golpea a casi el 40% de los argentinos, para quienes la carne se ha convertido en la excepción que confirma una regla de la penuria (el precio del asado se incrementó un 235% en tres años), ofrece condiciones inmejorables a sus adversarios, en especial a Juntos por el Cambio. Sin embargo, sus principales referentes han quedado atrapados en una inesperada pelea interna.

Una pelea inesperada

El alcalde de la ciudad de Buenos Aires y aspirante presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, ha desafiado al líder de ese sector, el exmandatario Mauricio Macri. La pelea tiene un lado familiar: Macri decidió renunciar a sus deseos de un segundo Gobierno, pero, a modo de compensación, quiso que su primo hermano, Jorge, sea el candidato único a la alcaldía. Rodríguez Larreta fue por años el ejecutor de sus políticas y luego, al saltar el magnate a la presidencia, en 2015, se quedó con el manejo de la capital, el gran trampolín al Ejecutivo nacional. Para sorpresa de propios y extraños desoyó el llamamiento del jefe político e intento mostrar a la sociedad un gesto de autonomía. Lo que hizo es habilitar a que el cargo de jefe de Gobierno capitalino se dirima el próximo 13 de agosto en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias en las que deben competir todos los partidos con pretensiones electorales en octubre.

Rodríguez Larreta pujará ese día por el derecho a ser abanderado presidencial de Juntos por el Cambio con la exministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich, quien expresa las posiciones más duras de la coalición Juntos por el Cambio. Para ganarle, necesita del respaldo de la Unión Cívica Radical (UCR), un partido centenario y con fuerza territorial que integra la coalición. La moneda de cambio a ese apoyo fue habilitar a Martín Loustaeu a competir con Jorge Macri por la candidatura a alcalde, con grandes posibilidades de imponerse. Macri expresó su desilusión en público. Juntos por el Cambio entró en una zona de turbulencias. El camino a octubre ya no está completamente sembrado de rosas.

El miedo a la derecha

El peronismo espera que Macri termine avalando los sueños presidenciales de Bullrich y que esa figura le permita polarizar el escenario electoral. El ministro de de Seguridad, Aníbal Fernández dijo que un eventual Gobierno de esa aspirante solo sería viable con "un enorme nivel de represión” y podría provocar "sangre y muertos".

El fantasma del "miedo a la derecha" por ahora no parece tener los resultados que espera el peronismo. Una reciente encuesta de la consultora Analogías muestra que los desencantados con los Fernández y las disputas entre los dirigentes de Juntos por el Cambio tienden a inclinarse, por razones encontradas, hacia la candidatura de Milei. El economista neoliberal, defensor de la libre portación de armas y la venta de órganos, obtiene a su vez la mayor intención de votos entre los más jóvenes y avanzó en la franja que va de los 26 a 44 años. Por ahora, Milei es el preferido por un 20% de los argentinos en condiciones de votar y no se descarta que, a este ritmo, desplace al peronismo.

Los principales hombres de negocios de este país quisieron saber qué haría de llegar al Ejecutivo. "Quiero dinamitar el Banco Central", dijo este defensor de la adopción del dólar como moneda. Para no perder las simpatías de los conservadores, Macri opino que, en rigor, habría que "semi dinamitar" todo. "Tenemos las mismas ideas rupturistas que Milei pero con experiencia", señaló el expresidente, y predijo una segunda vuelta entre el candidato de Juntos por el cambio y este economista que, cuando no da rienda suelta a sus pulsiones y quiere "aplastar" a Rodríguez Larreta como un insecto, se dedica a leer la Torá, el texto doctrinario de la religión judía, acompañado de un rabino.

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