Precariedad laboral

Los jubilados alemanes, a por el minijob

Los germanos que siguen trabajando una vez superada la edad de jubilación suman un millón de personas

Un trabajador en una fábrica de Volkswagen, en Wolfsburg (Alemania).

Un trabajador en una fábrica de Volkswagen, en Wolfsburg (Alemania). / SWEN PFOERTNER / POOL VIA REUTERS

Marina Ferrer

Los tiempos en que se identificaba a los jubilados alemanes con turismo de la tercera edad o residentes fijos del litoral español empezaron a quedar atrás. Cada vez son más los que con 67 años o más siguen trabajando, en un país donde no hay restricciones para hacerlo una vez alcanzada la edad para acceder a la jubilación. A los pensionistas actuales, al menos los que pasaron recientemente al retiro, se les ve ejerciendo de cajeros de supermercado, guardas de seguridad o servicios de limpieza, pero también como conductores de autobús.

Cifras recientes del gobierno situaban en más de un millón el número de jubilados laboralmente activos, sin contar los profesionales autónomos, lo que significa un incremento de 200.000 respecto a 2015. Es una cifra en ascenso continuado, en un país del que se estima que llegará en 2035 a tener veinte millones de pensionistas –del total de 84,4 millones de ciudadanos de Alemania--. Las rentas se van equiparando año a año, pero quedan por debajo del nivel de inflación.

La pensión media que percibe un jubilado que haya cotizado un mínimo de 45 años está en 1.543 euros, lo que en el caso de las mujeres del este del país baja a 865 euros. Es decir, aproximadamente mil euros menos del sueldo medio neto de un trabajador. El gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz ha implantado mejoras en las jubilaciones más bajas, de manera que quienes perciban menos del mínimo denominado existencial –450 euros al mes-- pueden solicitar complementos en forma de ayuda al pago del alquiler o por otros conceptos.

El caso es que ese millón de pensionistas laboralmente activos -algunos de ellos con los 85 cumplidos-, tratan de complementar su jubilación a través de los llamados 'mini jobs' o empleos de baja remuneración. Es una fórmula establecida en 2003 bajo el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder que tras sucesivas revisiones permite trabajar hasta 43,3 horas al mes por un máximo de 520 euros.

Son más de seis millones de personas las empleadas en 'mini jobs' en Alemania. Para los más jóvenes, es una vía para acceder al mercado laboral; para los jubilados, una manera de mejorar su renta. Son, respectivamente, las dos franjas de población a las que reporta ciertas ventajas. Sin embargo, a los trabajadores con edades en torno a los 40 años el régimen de subempleo les condena a futuras pensiones de miseria.

Los dos grupos de población predestinados al 'mini job' no logran, sin embargo, subsanar la falta de personal que, como otros países europeos, sufre Alemania. Según cálculos de la Agencia de Empleo, Alemania precisaría anualmente unos 400.000 trabajadores extranjeros. El gobierno de Scholz ha implantado una serie de medidas para atraerse a extracomunitarios.

En paralelo, se trata de agilizar la integración de quienes llegados como refugiados. Aproximadamente la mitad del millón largo de peticionarios de asilo recibidos en 2015, año álgido de la crisis migratoria generada por la guerra civil de Siria, ya está trabajando. Uno de cada cuatro ucranianos llegados a Alemania desde el inicio de la invasión rusa, otro millón de personas, está ya trabajando o completando su formación profesional.