Iglesia católica

El Papa castiga sin piso ni sueldo al cardenal ultraconservador Raymond Burke

La importancia de todo esto podría parecer críptica, pero se debe a la naturaleza de la información vaticana, que sigue siendo hermética y es sustancialmente manejada por los llamados vaticanistas

Cardenal Raymond Burke.

Cardenal Raymond Burke. / Agencias

Irene Savio

El Papa ha comenzado a perder la paciencia. O al menos eso sugieren informaciones publicadas esta semana por varios medios italianos e internacionales sobre la decisión del Pontífice argentino de reducir los privilegios económicos en Roma de Raymond Leo Burke, cardenal ultraconservador estadounidense y uno de los principales representantes de la oposición hostil a Francisco. Una noticia que, más allá de su contenido, también ha dado visibilidad una nueva fase de las guerrillas internas que se libran alrededor de la actual jerarquía eclesiástica.

La información, inicialmente filtrada el lunes y luego confirmada por otras fuentes, fue publicada primero por 'La Bussola Quotidiana', una bitácora ultraconservadora. Su versión: el Papa ha decidido castigar a Burke por ser su “enemigo”, "quitándole el sueldo y la casa (pagada por el Vaticano)". Y esto a pesar de que, defendió 'La Bussola', el estadounidense "simplemente cumple con su deber" de denunciar la confusión generada por Francisco con sus posturas para modernizar la Iglesia.

Primer problema: como si de un culebrón se tratara, desde entonces y durante toda la semana, la revelación de 'La Bussola' ha estado acompañada por un goteo de informaciones, la gran mayoría basadas en fuentes anónimas. Algunas de las cuales incluso vincularon la decisión del Papa contra Burke al temor del argentino por el avance o el regreso de figuras de extrema derecha como Donald Trump o el político mexicano Eduardo Verástegui, también vinculado al nuevo presidente argentino Javier Milei. Este hecho desató una verdadera guerra de información sobre la decisión del Papa y los motivos que lo llevaron a tomarla.

6.000 euros

Problema añadido: como es habitual, ninguna de estas informaciones fue confirmada oficialmente por el Vaticano ni defendida abiertamente más allá de cualquier duda. Con una excepción: la del vaticanista y biógrafo pontificio Austen Ivereigh, quien aseguró que sería falso que Francisco hubiera usado la palabra “mi enemigo".

“Nunca usé la palabra ‘enemigo’ ni el pronombre ‘mi’. Simplemente anuncié el hecho en la reunión con los jefes de dicasterio, sin dar explicaciones específicas”, escribió el Papa a Ivereigh en un correo, según hizo saber este último en un artículo en la bitácora 'Where Peter Is'. En este contexto, Ivereigh también hizo una apasionada defensa de la paciencia que, según él, ha mantenido Francisco hasta ahora.

"Si un cardenal llega a un límite en su conciencia, la integridad exige que renuncie a su cargo", ha asegurado el observador. "Sin embargo, no solo el cardenal Burke no ha hecho esto, sino que también ha continuado recibiendo un salario del Vaticano de alrededor de 5,000-6,000 euros al mes mientras vive en un amplio apartamento en el Vaticano de más de 400 metros cuadrados sin costo de alquiler. Es difícil imaginar que cualquier otra organización permita esto", continuó Ivereigh.

Pulso vivo

La importancia de todo esto podría parecer críptica, pero se debe a la naturaleza de la información vaticana, que sigue siendo hermética y es sustancialmente manejada por los llamados vaticanistas. Estos reporteros, que algunos describen como una casta, no solo son las principales fuentes de noticias sobre el Vaticano, sino que constituyen la gran correa de transmisión de las intenciones de los prelados de cada bando.

De ahí que, más allá del castigo en sí contra Burke, la conclusión a la que se puede llegar es que la batalla entre conservadores y progresistas sigue más viva que nunca, e incluso va más allá de los confines de la Iglesia. La novedad es que ahora el bando ultraconservador han encontrado, en los nuevos métodos de comunicación como bitácoras y redes sociales, un poderoso (y difícil de controlar) aliado.