Cambio en Argentina

Las similitudes y diferencias entre Milei, Bolsonaro y Trump

El exportero de fútbol y excantante de rock ha logrado el milagro electoral con una retórica conocida en Estados Unidos, Europa y Brasil: el repudio al Estado y su burocracia y el abandono de todo resquicio de corrección política

El presidente electo de Argentina, Javier Milei.

El presidente electo de Argentina, Javier Milei. / EFE

Abel Gilbert

Javier Milei ha dado el salto del olimpismo político más veloz que se recuerde: de las tertulias televisivas al Ejecutivo argentino sin escalas. El mundo le observa como si estuviera en el centro de una sala de espejos que reflejan distintos rostros a los que suele ser asociado: Donald Trump, Jair Bolsonaro, Santiago Abascal. Al ver esas proyecciones, los analistas no se ponen de acuerdo: ¿Qué le es propio o ajeno? ¿Dónde ha residido su singularidad?

Los tres han saludado con entusiasmo la victoria del candidato de La Libertad Avanza. De hecho, el expresidente de Brasil y el líder de Vox estarán en su toma de posesión. A veces, Milei se parece más a uno que a otro y quizá eso obedezca a las afinidades que también se manifiestan a veces en el húngaro Viktor Orban, otro de los invitados a los fastos de Buenos Aires de este domingo. Comparte con ellos y el propio Trump, quien ha prometido una pronta visita, una mirada del mundo.

El exportero de fútbol y excantante de rock ha logrado el milagro electoral con una retórica conocida en Estados Unidos, Europa y Brasil: el repudio al Estado y su burocracia y el abandono de todo resquicio de corrección política. Su tono indignado, teatral, sin filtros, caló hondo en parte de una sociedad descreíada y golpeada por la crisis. No habría sido posible sin las pantallas televisivas y de los teléfonos.

En su camino a la Casa Blanca, el magnate Trump tuvo un show televisivo, The Apprentice. Bolsonaro era imitado en la televisión por un actor rodeado de enanos que representaba a Bolsonabo. Milei se prestó al teatro y la comedia sazonada con un programa económico radical. La ensayista brasileña Marcia Tiburi intentó analizar ese fenómeno a partir de la figura la figura del excapitán del Ejército. El resultado de su indagación se ha plasmado en el libro Ridículo político. Dice Tiburi que el ridículo es "aquello que escapa a lo razonable". A diferencia del momento del carnaval, donde los valores y jerarquías sociales se invierten en clave burlesca para luego recuperar un orden, este nuevo "mundo al revés" hace que lo serio y lo no serio se confundan y se mezclen, pero, a la vez, permanezca, no se disuelvan, lo que permite que el lenguaje de la política haya llegado en Bolsonaro y ahora Milei a límites desconocidos y en cierto punto naturalizados. Los votantes del argentino no se asustaron por sus propuestas de venta de órganos o niños.

La originalidad de Milei

No casualmente, Bolsonaro y sus hijos sintonizaron de inmediato con el economista argentino. Las experiencias de los dos países tienen un parentesco en haber podido presentar como novedoso un programa antiguo, de corte fuertemente conservador, y que ya había fracasado. Milei le ha añadido sin embargo un valor diferencial: sus lecturas de Murray Rothbard, el fundador del libertarismo de derechas en Estados Unidos y autor de La ética de la libertad, libro que convirtió en una suerte de biblia personal. El futuro gobernante argentino ha comenzado a su vez a nutrirse de las enseñanzas del judaísmo ortodoxo y aspira a convertirse a esa religión.

Bolsonaro no tuvo pruritos en reivindicar el golpe de Estado de 1964, calificándolo de "revolución", y convertir a los militares en la columna vertebral de su Gobierno. Milei ha comenzado a transitar el camino del negacionismo al poner en duda la naturaleza de la represión de la última dictadura (1976-83). A diferencia de Brasil, donde se levantó un muro de impunidad, Argentina juzgó y condenó a más de 1000 uniformados involucrados en delitos de lesa humanidad. Como presidente, el anarco capitalista se encontrará con esa herencia política y ética. Los organismos de derechos humanos temen no solo que comience un proceso de revisión histórica sino que se muestre a favor de que se indulte a exoficiales y exsuboficiales o levante sus prisiones preventivas.

De la ideología al pragmatismo

Trump y Bolsonaro llegaron al poder detrás de una estructura partidaria o alianzas constituidas que le permitieron tener peso propio en las legislaturas nacionales. El excapitán y los sectores más ideologizados que lo acompañaron, buena parte de ese grupo entusiastas lectores de Olavo de Carvalho, quisieron hacer borrón y cuenta nueva del Estado y la política brasileña. Chocaron en muchas oportunidades contra el límite que les puso el Parlamento y no pudieron privatizar la estatal Petrobras. En instancias críticas de su gestión, Bolsonaro se vio obligado a suscribir acuerdos de gobernabilidad y rodearse de políticos profesionales y militares pragmáticos. La política exterior de Milei también se verá afectada por esas necesidades. Sus intentos de romper con China y Brasil debieron llamarse a silencio.

La Libertad Avanza es minoritaria en el Congreso (cuenta con 37 diputados y siete senadores). Carece de gobernadores provinciales. Milei ya abandonó la "pureza" anarcocapitalista. No ha tenido otra alternativa que asociarse con el expresidente de derechas, Mauricio Macri, y su exrival en las elecciones, Patricia Bullrich, una simpatizante del bolsonarismo a quien, como pago de su apoyo en el segundo turno, premió con el Ministerio de Seguridad. Del macrismo provienen también los hombres que manejarán el área económica y el Banco Central, al que proponía dinamitar.

A diferencia de lo que pudo ocurrir en Estados Unidos o Brasil, Milei hereda una situación económica calamitosa, con casi un 45% de pobres. Ese número puede incrementarse si cumple con su promesa de un drástico ajuste y la liberación de los precios, que podría llevar a la inflación más allá del 150% anual. La bomba social es de una magnitud y capacidad de expansión impredecible.

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