Guerra en Oriente Próximo

Gaza está "enfadada" con Hamás pero su apoyo se triplica en Cisjordania

La mayoría de la población de la Franja está ‘enfadada’ con los islamistas por su ‘aventurismo’ temerario, pese a que mantienen el apoyo de sus bases

Ismail Haniyeh y Jaled Meshal, junto al presidente palestino Mahmud Abás.

Ismail Haniyeh y Jaled Meshal, junto al presidente palestino Mahmud Abás. / Suhaib Salem / POOL

Ricardo Mir de Francia

En ‘Historia de dos ciudades’, Dickens retrataba el contraste de la vida en Londres y París durante los comienzos de la Revolución Francesa. Una vida ordenada, tranquila y en paz en la primera; una existencia convulsa, caótica y violenta en la segunda. Ninguna de las piezas inconexas que forman los Territorios Ocupados Palestinos conoce la paz desde hace muchas décadas, pero la respuesta devastadora, pero desigual que está dando Israel al despiadado ataque masivo de Hamás del pasado 7 de octubre se refleja vivamente en la percepción que tienen los palestinos de la facción islamista. En ninguno de los territorios supera el 50%, pero mientras que en Cisjordania su apoyo se ha triplicado en las encuestas, en Gaza la mayoría está "enfadada” con los pistoleros que pusieron en marcha esta última guerra.

“La gente de Hamás sigue apoyando a Hamás, pero el resto está enfadado con ellos por el precio que estamos pagando por su aventurismo”, asegura un periodista de la Franja, que prefiere no dar su nombre por motivos de seguridad. “Si hubieran tenido el apoyo de Siria, Irán o Hizbulá en una gran guerra para ayudarnos a recuperar nuestros derechos y liberar nuestra tierra, el pueblo hubiera aceptado el sacrificio, pero la realidad es que solo han conseguido meter al león en nuestras casas”, asegura en una conversación telefónica. La popularidad de Hamás en Gaza llevaba tiempo cayendo, el resultado natural de más de tres lustros de gobierno sin oposición, unas condiciones externas asfixiantes y los recurrentes castigos militares de Israel para sofocar toda resistencia a su bloqueo carcelario y su dominio colonial a base de destrucción masiva. 

Si a eso se le añade la corrupción del aparato burocrático de Hamás y la vena represiva que han desplegado internamente, en la mejor tradición de los regímenes árabes, se puede entender la desafección popular en Gaza, donde tenían un 42% de apoyo en septiembre, según el respetado Palestinian Center for Policy and Survey Research (PSR), el principal centro demoscópico de los territorios. Desde el ataque en octubre sobre el sur de Israel, en el que murieron 1.200 personas, de ellas, unos 850 civiles, el apoyo se ha incrementado cuatro puntos, según la última encuesta del PSR, realizada a finales de noviembre, coincidiendo en gran medida con la semana de tregua.

El riesgo de protestar en Gaza

En tiempos de guerra, la disensión es siempre un deporte arriesgado y Gaza no es una excepción. “La gente de Hamás está por todas partes y si sienten que alguien trata de desestabilizar el frente interno se puede llevar un disparo en las piernas”, asegura la misma fuente, sin afiliación conocida. “Te puedes quejar verbalmente, pero cualquiera que se atreva a convocar una protesta se va a meter en problemas”. También en Israel, el miedo a los arrestos y la violencia policial ha silenciado a la minoría de israelíes que, según las encuestas, se oponen a lo que está haciendo su Gobierno en Gaza. 

En Cisjordania, la Londres de Dickens, solo que con miles de detenidos, redadas diarias y centenares de palestinos muertos, el cuadro es diferente. De tener tan solo un 12% de apoyo en septiembre, el respaldo a Hamás se ha situado en el 44%. Y más de ocho de cada diez de sus habitantes consideran que el ataque de los islamistas fue “correcto”, frente al 57% que lo piensa en Gaza. La mayoría considera que se llevó a cabo para proteger los lugares santos islámicos en Jerusalén de los extremistas judíos y buscar un intercambio de prisioneros.

Apoyo a la resistencia armada

“La población apoya la resistencia a la ocupación porque todo lo demás ha fracasado. Desde el proceso de Oslo, a las negociaciones o la propia Autoridad Palestina (ANP)”, asegura el médico, político y activista Mustafá Barghouti, un histórico de la sociedad civil palestina. “No es que ideológicamente se hayan vuelto de Hamás, sino que la gente busca cualquier cosa que pueda cambiar su situación”, añade desde su oficina en Ramala. Históricamente, la base intelectual de Hamás, los profesores y pensadores más cercanos a la línea dura de la Hermandad Musulmana de la que procede, no ha estado en Gaza, sino en Cisjordania. Desde 2007, cuando se rompió la unidad política palestina, viven allí en la clandestinidad. 

“Hay que comprender que la población palestina es muy joven y, como todos los jóvenes, ven las cosas en blanco y negro”, asegura la analista política Nour Odeh. “Para esa generación los esbirros de la ANP no consiguieron nada y hoy estamos mucho peor que ayer. Nos han humillado. De ahí que la gente aprecie a aquellos que están dispuestos a responder luchando –esté bien o mal—con tal de recuperar un mínimo de dignidad”, añade en una conversación telefónica. 

Lo que está claro es que los palestinos no quieren ver ni en pintura a su presidente Mahmud Abás, el hombre que a ojos de europeos y estadounidense debería hacerse cargo de Gaza en la posguerra y liderar un eventual proceso político. El 90% de los encuestados por el PSR quiere que Abás dimita.

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