Una semana de movilizaciones

El campo alemán culmina su protesta con un atronador abucheo al Gobierno

La concentración ante el emblemático monumento berlinés fue el último acto de una semana de protestas, en que miles de tractoristas bloquearon las carreteras de norte a sur del país

Manifestación en las calles de Berlín contra el Gobierno alemán por la retirada de la subvención al gasóil, este lunes.

Manifestación en las calles de Berlín contra el Gobierno alemán por la retirada de la subvención al gasóil, este lunes. / EFE

Gemma Casadevall

"Entiendo vuestra protesta, vuestro trabajo es duro, nos garantizáis la subsistencia y protegéis el medio ambiente", aseguró este lunes el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, apóstol de la austeridad, ante los miles de agricultores que le abucheaban y gritaban de todo ante la Puerta de Brandeburgo. "Les escucho. Pero no puedo prometerles más ayudas estatales del presupuesto", añadió, luchando por hacerse oír ante los 30.000 concentrados, bajo temperaturas gélidas y luchando contra un resfriado.

El grito más persistente era el de "Hau ab" ("esfúmate"), entre un panorama de pancartas hostiles contra el Gobierno. Todo intento por calmar los ánimos estaba condenado al fracaso, puesto que las posiciones confrontadas eran conocidas: el campo exige el mantenimiento de las ayudas al diésel agrario y otros beneficios fiscales, mientras que Lindner insistía en que está obligado a recortar en muchos ámbitos, sea en prestaciones a refugiados o en la ayuda social.

La concentración ante el emblemático monumento berlinés fue el último acto de una semana de protestas, en que miles de tractoristas bloquearon las carreteras de norte a sur del país. En ocasiones anteriores el 'invitado' abucheado fue el ministro de Agricultura, el verde Cem Özdemir. En la jornada final se reservó el papel a Lindner, quien en la coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Olaf Scholz representa la austeridad y la defensa del freno a la deuda.

La necesidad de recortar 17.000 millones de euros de los presupuestos de 2024, origen de las protestas, procede de una sentencia del Tribunal Constitucional que bloqueó 60.000 millones de euros por atentar contra el freno a la deuda. A ella se aferra Lindner, líder del Partido Liberal (FDP). Socialdemócratas y verdes apuestan por reformar ese instrumento, mientras crece la crispación en la calle y la ultraderecha busca sacar partido de ese descontento.

"Nos estáis condenando a ahorrar hasta la muerte del campo", había denunciado la líder de la Asociación de Jóvenes Campesinos Theresa Schmid, mientras Lindner esperaba su turno para hablar. Tanto Schmid como el presidente de la mayor organización del sector, la Federación Alemana de Agricultores, Joachim Rukwied, apelaron a los congregados a dejar hablar al ministro. Al fin y al cabo, había acudido a una cita donde estaba claro que se le esperaba con las uñas fuera. Pero a Lindner se le abucheó por igual cuando trató de ganarse la empatía que cuando defendió las medidas adoptadas para recortar gasto.

Presión de la calle y recesión

Las protestas del campo han complicado la movilidad de millones de ciudadanos alemanes durante una semana y acentuado las críticas al canciller Scholz, al que se acusa de falta de liderazgo. Todo eso ocurre en un momento de preocupación en el conjunto de la zona euro por la recesión de la primera economía de la Unión Europea (UE). En 2023 hubo una contracción del 0,3 % del producto interior bruto (PIB) --mínimamente por debajo del hasta ahora estimado, un 0,4 %--, según confirmaron este lunes las cifras oficiales del departamento federal de Estadística (Destatis). La contracción se debe principalmente a los costes de la energía, la caída del consumo por la inflación --que finalmente fue del 3,7 %-- y sobre todo por el parón en la demanda externa. La incidencia de la agricultura es mínima en el PIB, ya que Alemania es un país esencialmente industrial. Pero el campo da empleo, directa o indirectamente, a uno de cada diez trabajadores del país. Sus protestas contra la supresión gradual de unas subvenciones implantadas hace décadas presionan sobre una coalición bajo mínimos. La oposición conservadora ocupa la primera posición en intención de voto, seguida de la ultraderecha. La situación es aún más alarmante en el este de Alemania --una mitad del país poco industrializada y esencialmente agraria--, donde la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD) podría erigirse en primera fuerza en las elecciones regionales que tendrán lugar en septiembre.

El propio presidente del país, Frank-Walter Steinmeier --originario de las filas socialdemócratas de Scholz, aunque dejó en suspenso su militancia por la neutralidad política inherente a su cargo-- apremió al canciller estos días a atender las preocupaciones del campo. Coincidiendo con esa última jornada de protestas se convocó a los representantes del gremio de los agricultores a una reunión con los líderes del Partido Socialdemócrata (SPD), Verdes y Partido Liberal (FDP).