RELACIONES ESPAÑA ARGENTINA

Moncloa mantiene la distancia con Milei a la espera de señales sobre privatizaciones o Mercosur

El alejamiento de China del nuevo presidente argentino abre nuevas oportunidades para la compra de materias primas

Javier Milei.

Javier Milei. / EFE

Mario Saavedra

La victoria del candidato ultraliberal Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas no gustó en La Moncloa ni en el Palacio de Santa Cruz. Por eso, la felicitación fue lacónica, un simple comunicado del Ministerio de Exteriores de siete líneas “deseando éxito a Argentina” en la nueva etapa “en la que los argentinos se pronunciaron democráticamente”. Ni siquiera aparecía el nombre del nuevo presidente.

Compárese con el texto de enhorabuena al presidente de Ecuador de octubre: “El Gobierno de España desea transmitir su calurosa felicitación al nuevo presidente electo del Ecuador, Daniel Noboa, y le traslada los mejores deseos de éxito”. O con el que acaba de mandar Pedro Sánchez a través de las redes sociales al recién investido líder guatemalteco, Bernardo Arévalo: “Mis mejores deseos de éxito en esta nueva legislatura que inicia un camino esperanzador para el fortalecimiento de la democracia y la justicia social en Guatemala”, ha escrito en X. En cambio, Sánchez mantiene el silencio sobre Milei desde el pasado 20 de noviembre. La posición está en línea con lo que el socialista expresa como el mayor riesgo geopolítico global: el auge de la ultraderecha y de los extremismos. 

España redujo también al máximo el nivel de la representación gubernamental para la ceremonia de toma de posesión del líder argentino: mandó al entonces secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Fernández. Como representación del Estado fue Felipe VI. Sí acudieron el líder del partido ultra español Vox, Santiago Abascal, y destacados miembros del PP, como Cayetana Álvarez de Toledo.

Mercosur y CELAC

El Ejecutivo se mantiene desde entonces a la espera de ver hacia dónde se decanta Milei, que fue extremadamente radical durante la campaña, pero de quien se espera una cierta moderación tras alcanzar el poder. 

Ya hay algún indicio de esa atenuación en sus postulados más radicales. La más clara tiene que ver con la relación con los países de su entorno, en su mayoría con gobiernos de izquierda o de centro. Milei no era favorable al Mercado Común del Sur (Mercosur), un bloque económico formado por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Pero ha empezado a cambiar el tono.

“Milei en campaña se mostró en contra del texto porque, en genera,l no le interesaban los acuerdos multilaterales”, explica a este diario Anna Ayuso, investigadora sénior del Cidob. “Pero, cuando vio que era en serio lo de que iba a ser a ser presidente, cambió. Tanto el ministro de Economía como la ministra de Exteriores empezaron a dar señales de que Mercosur no era un problema. De hecho, Alberto Fernández era más contrario que Milei”.

España ha puesto mucho empeño, durante el semestre en que ha presidido el Consejo de la Unión Europea, en hacer avanzar un acuerdo de libre comercio UE-Mercosur. No lo ha conseguido, pero todo parece apuntar más a las reticencias proteccionistas de Francia, temerosa de la agricultura y la ganadería extensiva sudamericana, que de Buenos Aires.

Pedro Sánchez tenía muy buena relación con el predecesor de Milei, Alberto Fernández. Se pudo ver durante la rueda de prensa posterior a la cumbre entre la Unión Europea y los países latinoamericanos y caribeños reunidos en la CELAC. Sánchez la abandonó para acudir a un mitin electoral en San Sebastián, y Fernández le disculpó: "Ahora está en campaña y no nos acompaña. Él sabe cuánto lo queremos, cuánto lo respetamos en América y el Caribe y entendemos el por qué de su ausencia". Algo así sería impensable con Milei.

Oportunidades en la privatización

Milei quiere volver a emprender una gran privatización para conseguir fondos. "No hay plata. No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock", ha dicho el presidente. La duda en el aire es si el apetito de las empresas españolas por adquirir participaciones de compañías a buen precio superará el riesgo de un país con una economía devastada. “La situación económica no da para mucho; el comercio bilateral ha seguido estos años, pero las expectativas de crecimiento son bajas porque la economía no está muy boyante”, opina Ayuso. 

España fue uno de los países que más se beneficiaron de la ola de privatizaciones que emprendió en los noventa Carlos Menem. Entonces, el “subte” (metro), las aerolíneas, las empresas energéticas y de telecomunicaciones pasaron a manos privadas. Una privatización fallida en muchos aspectos, porque se convirtió en un oligopolio que puso precios desorbitados que sufrieron los ciudadanos. Un golpe al orgullo nacional, y al bolsillo de los argentinos.

El movimiento a la inversa lo emprendieron sus sucesores, Néstor Kirchner, primero, y Cristina Fernández de Kirchner, después. El culmen llegaría en 2012, cuando el Gobierno argentino expropió la filial de Repsol YPF. Tras una épica batalla legal internacional, el Estado argentino ha sido finalmente condenado a pagar unos 15.000 millones de euros al fondo Bedford Capital por aquella expropiación. 

En España preocupa especialmente la desregulación total de la pesca que plantea el ultraliberal argentino y que amenaza la continuidad de la flota de capital gallego, un negocio de 400 millones de euros, informa Faro de Vigo.

El vacío chino

Los mercados no respondieron mal a la victoria de Milei y a su plan de recortes, que va más allá incluso de lo que le pide el Fondo Monetario Internacional, uno de los grandes acreedores del país. Se está empezando a implementarun plan de ajuste, y eso las bolsas y los inversores lo ven con buenos ojos. La duda es si generará una crisis económica aún mayor o conseguirá estabilizar la economía. 

En este contexto se abre otra oportunidad fuera del radar. Milei ha chocado con fuerza con China, un país comunista (aunque con capitalismo de Estado) al que desprecia por “zurdo”, como a Brasil. En campaña espetó incluso que cortaría relaciones. De momento, Milei ha rechazado integrarse junto a Rusia, Brasil, China, India y Sudáfrica en el club de los BRICS, como pactó su antecesor. Pekín ha respondido dejando en suspenso un acuerdo de canje de divisas (yenes por pesos) suscrito con Fernández. Eso puede asfixiar las arcas del Gobierno de Buenos Aires. Tres cuartas partes de las exportaciones de vacuno, casi el total de la soja van al gigante asiático. Lo mismo pasa con el litio.

Europa, y España en particular, podrían llenar el vacío. Conseguir un suministro sostenido de materias primas de Argentina. Algo parecido al acuerdo de compraventa de litio con Chile. Esto encaja con el plan para la “autonomía estratégica” fijado por Bruselas y Madrid. Diversificar para no depender en exceso de un sólo grupo de países, una de las lecciones aprendidas con Rusia tras la guerra de Ucrania o con China en la pandemia.