Las asociaciones de inmigrantes dicen a sus compatriotas que no vengan. Lo hacen a través de cartas dirigidas a la prensa del país o incluso a los empresarios foráneos.

Pero aunque les informan de que en España sin papeles es prácticamente imposible encontrar un empleo, de poco sirve. De las 900 personas que han acudido a las asociaciones de Rumanía y el Este en busca de empleo, salvo 120 ó 130, el resto no disponía de papeles.

La mayoría ha venido esperando encontrar, según fuentes de la Asociación Rumana, "una oferta de trabajo, papeles y dinero". "Les han prometido transporte, comida, alojamiento y un año de trabajo. Pagan 500 euros. Luego se encuentran en Castellón con una dirección, un nombre y un número de contacto inexistentes", explican.

Sin embargo, las asociaciones constatan que "el problema no es que vengan engañados, sino la situación que se vive en Rumanía", expresa Ángela Plácsintar, presidenta de la Asociación de Inmigrantes de los Países del Este.

"No vienen porque hayan sido engañados, sino porque después de tanto tiempo, su mundo es inhóspito y hostil para poder desarrollarse con dignidad", remacha Vicent Zaragoza, portavoz de CCOO en temas de Extranjería.

Aun así, estos colectivos destacan que la Administración española debería informar en origen, pues hay gente que viene "absolutamente desamparada, sin saber siquiera direcciones de los Servicios Sociales a los que dirigirse", apunta Zaragoza. "Resulta intolerable, por ejemplo, que España no tenga una oficina de extranjería abierta en Rumanía", dice.