La localidad de Barracas vivió ayer uno de los momentos más trágicos que se recuerdan. Dos muertos, cinco heridos, 12 vehículos dañados y 59 implicados, 15 focos de incendio forestal, retenciones de hasta cinco kilómetros... fueron algunas de las consecuencias de un trágico accidente que pudo alcanzar consecuencias mucho más graves.

Los hechos ocurrieron poco pasadas las doce del mediodía en el punto kilométrico 56 de la N-234, de Sagunto a Burgos, en pleno llano de Barracas poco antes de llegar a las temidas cuestas del Ragudo. El conductor de un turismo que circulaba en sentido Sagunto perdió el control del vehículo, por causas que se ignoran, invadiendo el carril contrario por donde circulaba un camión cisterna cargado con mercancías peligrosas, concretamente nitrato amónico con una concentración del 33%, que se dirigía a Teruel.

Los esfuerzos del conductor por evitar la colisión fueron infructuosos y el vehículo chocó frontalmente con el camión, saliéndose ambos de la vía y volcando el camión en el talud lateral, produciéndose un incendio.

Los ocupantes de varios vehículos se prestaron voluntariamente a ayudar a las dos personas siniestradas. El conductor del turismo, A. M. S., 54 años de Albacete, murió en el acto y el del camión, T. A. G., de 46 y vecino de Teruel, resultó herido leve.

Pero el momento más grave de la tragedia estaba por llegar. Tan sólo unos minutos después, sobre las doce y media, una tremenda explosión se producía en la carga del camión. La metralla que produjo hirió de muerte a otro camionero que había parado su vehículo y observaba desde la cabina lo que estaba sucediendo. Una piedra de considerable tamaño rompió el parabrisas y se introdujo en la cabina produciendo la muerte al camionero, Manuel Rumayor Vela, de 49 años y vecino de Alboc sser. Otras cuatro personas resultaron heridas, aunque no graves.

Con la explosión quedó prácticamente desintegrado el camión cuyas piezas quedaron dispersas en un amplio área, siendo la más grande una parte del bloque del motor y recogiéndose piezas a más de un kilómetro de distancia. La explosión produjo también un gran número de focos de incendio en la superficie forestal existente a uno y otro lado de la carretera, la más lejana, a más de 700 metros del lugar del accidente, focos que finalmente se definieron en 15 puntos, donde actuaron activamente los efectivos contra incendios.

Los campos inmediatos se vieron sembrados de trozos pequeños y medianos del camión y en un principio se temía también que podrían haber restos humanos esparcidos, circunstancia que por suerte no se produjo.

El camión dejó un cráter de cinco metros de profundidad y 20 de anchura, provocando el agrietamiento del firme de la propia carretera y arrancando las vallas de protección hasta una distancia de 200 metros.

Inmediatamente se activó el sistema de emergencias, acudiendo a la zona cuatro vehículos de bomberos, varias brigadas de Bomberos Forestales de la Generalidad, cuatro helicópteros, dos aviones air-tractor, así como SAMU, Guardia Civil, Policía Autonómica y efectivos de la red de carreteras del Estado.

Tras el accidente se desvió el tráfico por Pina de Montalgrao hacia la comarcal CV-207. Se registraron colas de hasta cinco kilómetros, hasta poco después de las cinco de la tarde, cuando se restableció el tráfico.