Los expertos avalan, en un estudio al que ha tenido acceso Mediterráneo, la demanda creciente de nuevos productos distintos del turismo de sol y playa. Es lo que destaca la profesora Genoveva Millán, que considera que siendo este turismo todavía predominante, en los últimos años ha aumentado el peso de otras ofertas, como el turismo rural o el termal.

Millán destaca que las previsiones a medio plazo (2016) apuntan a la aparición de un nuevo mercado turístico dirigido a la tercera edad, porque este grupo será cada vez más numeroso debido al continuado envejecimiento de la población.

Se prevé un aumento de la población de edad superior a los 36 años e inferior a los 80. Precisamente, la franja que puede realizar una mayor inversión en ocio debido a su estabilidad económica.

Además, el cambio de valores experimentado por la sociedad hace que el cliente busque el turismo de salud y belleza, el liberarse del estrés del trabajo.

El aumento de los niveles de renta permiten, según los técnicos, que la gente tenga más dinero para dedicar a sus vacaciones. Además, hay una mayor disponibilidad de tiempo libre debido a la jubilación de trabajadores a temprana edad y a la flexibilización del mercado laboral.

Esta especialista defiende, además, que el empresario debe adaptarse a estos cambios y tener en cuenta el perfil del consumidor para satisfacer sus necesidades. Por ejemplo, las personas que acuden a balnearios generalmente tienen más edad, un nivel de estudios superior e importa menos el gasto que realicen.

En general, afirma, el visitante busca buenas comunicaciones e infraestructuras adecuadas para las actividades que pretende desarrollar. También desea que en el entorno de su lugar de vacaciones haya atracciones turísticas, como restos arqueológicos, playa, mar o pistas de esquí, zonas de senderismo, lagos o lugares históricos. También valora que el clima sea propicio y el entorno atractivo. Otro aliciente es la ausencia de contaminación, junto con la existencia de mano de obra cualificada.