El duodécimo Congreso del PP de la Comunitat fue el cónclave de la sonrisa. Se esfumaron los humos de las corrientes enfrentadas en su seno (aquellos zaplanistas) que han dejado paso a un control total por parte de su presidente, Francisco Camps, reelegido ayer.

El propio Camps confesó, con semblante sonriente a los medios de comunicación que quedaban lejos ya los "calores" que sufrió en el anterior cónclave popular, celebrado en el Auditorio de Castellón.

La sonrisa estuvo perenne también en Ricardo Costa, ratificado en su cargo de secretario general del PP de la Comunitat. El castellonense fue, sin duda, uno de los más buscados por los cargos y militantes. A su llegada, Costa fue efusivamente recibido por Vicente Rambla, que le felicitó por su continuidad en la ejecutiva del PPCV.

El revalidado secretario general manifestó a Mediterráneo que la provincia sale "reforzada, potenciada y mejor posicionada" tras el congreso. Costa escenificó su buena sintonía con Francisco Camps y afirmó, al finalizar la lectura de su informe de gestión, que a él le debe "la etapa más maravillosa de su vida".

Un nivel de compenetración que no parece tener su hermano, puesto que Juan Costa no hizo acto de presencia hasta la tarde, coincidiendo con la llegada de Esperanza Aguirre. También fue comentada la ausencia de Víctor Campos.

De los nervios al éxito

La alcaldesa de la Vall d´Uixó, Isabel Bonig, que está llamada a ser una de las nuevas "mujeres fuertes" de Camps, llegó al cónclave acompañada de su homóloga de Torrent, María José Catalá; tal vez para aplacar los nervios que confesó antes de defender su ponencia.

Isabel Bonig afirmó a este periódico sentirse "nerviosa, muy emocionada y orgullosa por la responsabilidad de defender el texto". La vallera destacó la "confianza de Francisco Camps en las mujeres y en Castellón". Bonig recibió una cerrada ovación tras su intervención y fueron muchos los que afirmaron que "se había descubierto una nueva oradora para el PP", una auténtica revelación.

También estuvo algo tensa Andrea Fabra, vicepresidenta del congreso, que estuvo arropada en la Mesa por el vicepresidente de la Diputación, Francisco Martínez. Ella fue la encargada de dar paso a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, con la que llegó el marido de la castellonense y consejero de Aguirre, Juan José Güemes.

Por su parte, Carlos Fabra recibió el apretón de manos que le dió Camps a su llegada al teatro del congreso. Fabra comparó la "unión y las propuestas" del cónclave popular frente al reciente del PSPV.

Respecto a la trayectoria de su hija, la senadora Andrea Fabra, en la organización regional del Partido Popular, afirmó que "lo está haciendo muy bien y va por el buen camino". Ambos se mostraron muy unidos y en la sesión vespertina no se separaron ni un minuto.

La representación del PP del Ayuntamiento de Castellón fue parcial, pues varios concejales se quedaron "de guardia" en la capital para atender a la agenda, que provocó que el alcalde, Alberto Fabra, llegara tarde.

Uno de los que estaba precisamente sonriente era el exalcalde de Burriana, Alfonso Ferrada, que no estuvo muy hablador. El cónclave suscitó situaciones curiosas, como que la delegación de Nuevas Generaciones de Nules se perdiera antes de llegar, ver al benicense Manuel Gual en uno de los vídeos que daban paso a las ponencias o la reaparición de Carlos Pastor, en teoría expulsado del partido hace años.