Mariano Rajoy jura hoy como presidente del Gobierno ante el Rey y dará a conocer los nombres de los integrantes de su Consejo de Ministros, esto es, el equipo con el que piensa llevar a la práctica su plan --todavía por concretar-- para reformar con urgencia la economía del país. Esto sucederá después de haber sido investido, ayer en el Congreso, con los 185 votos del PP, el apoyo de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y el Foro de Ciudadanos asturiano (FAC), y la abstención de Amaiur, el PNV y Coalición Canaria (CC). En contra se pronunciaron, además del PSOE, CiU --que quiso protestar ante la negativa de Rajoy a comprometerse con el pacto fiscal--, todos los partidos minoritarios de izquierda o nacionalistas y la UPD de Rosa Díez, con la que el líder de los conservadores tuvo uno de los rifirrafes más duros del día.

La abstención de Amaiur dio mucho de qué hablar en los pasillos de la Cámara baja (los mismos por los que huían de los periodistas los posibles ministros de Rajoy, temerosos de cometer algún desliz que les restase posiblidades de ser elegidos). Así, los dirigentes de la izquierda aberzale alegaron ante la prensa que se habían abstenido para dejar constancia de que "no forman parte" del proceso de gobernabilidad de España. Claro que hubo quien, como Alfredo Pérez Rubalcaba, se preguntó con cierta ironía por qué se habían escondido después de la abstención en lugar de abandonar el hemiciclo como fórmula de protesta.

EL HONOR DE ZAPATERO Pero eso no es lo único que dijo ayer Rubalcaba al término del debate de investidura, un debate en el que el jefe de la oposición (al menos de momento) manifestó la voluntad del grupo socialista de ejercer una réplica responsable durante toda la legislatura. Eso sí, exigió a Rajoy que concrete qué medidas piensa aplicar de verdad y auguró que el plan de recortes del líder de los conservadores tendrá poco que ver con las ambiguas propuestas que incluyó en su programa electoral.

Y mientras Rubalcaba trataba de provocar de esa forma al recién investido presidente, el saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió los halagos de un Rajoy al que la cercanía al poder parece haber hecho mucho más comprensivo con los errores ajenos. "Señor Zapatero, creo que usted acertó y se equivocó, como todos, por otra parte", subrayó, para después desear lo mejor a su antecesor en el cargo --que ya ha abandonado la Moncloa-- y asegurar que siempre le recordará como una persona que ha tenido "el gran honor" de ser presidente de su país.

Eso fue lo que dijo Rajoy en su última intervención en el pleno que lo convirtió en presidente del Gobierno, además de garantizar a su grupo parlamentario que no piensa fallarle --el tiempo lo dirá-- y solicitar de nuevo el apoyo de todo el arco parlamentario, ya que, enfatizó, en el Congreso "nadie sobra". "Sé que las cosas no son fáciles, pero tengo ganas, ilusión y determinación para llevar a Espa-

ña adelante .... Además, sé que me equivoco y, por tanto, voy a hablar con quien quiera hacerlo porque nadie sobra. Cuantos más seamos tirando en la misma dirección, mejor", remachó.

LAS QUINIELAS Por el momento, Rajoy ha tendido la mano a casi todos (no puede decirse que lo haya hecho con Amaiur ni que haya sembrado un terreno para la colaboración con UPD y los partidos pequeños) para pactar temas como la reforma de la Administración y la imposición de la austeridad, y ha dejado ver que quiere contar sobre todo con CiU para los asuntos econó-micos y con el PSOE y el PNV