El turismo rural de Castellón cerró el año pasado con 43.383 viajeros. Vinieron casi 4.000 menos que hace seis años, pero la buena noticia es que fueron 2.300 más que en 2008, uno de los peores años para quienes se dedican en la provincia a la gestión de los alojamientos del interior.

Si uno de los caballos de batalla de los empresarios del sector (muchos son familias del interior que han encontrado en el turismo un complemento a sus rentas) es recuperar las cifras de los años previos al inicio de la crisis, el otro es intentar atraer a más turistas internacionales. De los 43.383 viajeros tan solo 765 procedían de fuera del territorio nacional y el grueso venía de provincias cercanas, como Valencia, Tarragona o Barcelona. Alicante, con muchos menos viajeros que Castellón, atrajo sin embargo a casi 3.300 turistas extranjeros.

Para José Pons, diputado provincial de Turismo de Interior, el reto está en la promoción. “Lo que estamos haciendo desde la Diputación de Castellón es dar a conocer toda la riqueza que posee el interior de la provincia, de ahí que la promoción sea esencial. Se han redoblado los esfuerzos y ese va a ser el camino a seguir”, aventura. H