Es la tormenta demográfica perfecta y, de momento, no hay perspectivas de que amaine. La crisis económica está pasando una fuerte factura demográfica a Castellón, que perderá población de forma sostenida en los próximos diez años: de los 587.724 habitantes de ahora a los 526.268 en 2023: un 11%. El panorama es sombrío. No solo la emigración superará a la inmigración (en la provincia fue el pulmón del crecimiento de la cifra de habitantes a principios del milenio, auspiciada por la bonanza económica). También, y ahí está la novedad, las muertes se impondrán a los nacimientos. Lo harán a partir del 2017, es decir, dentro de tan solo cuatro años. Este paisaje de largo invierno demográfico (y no solo por el aumento del envejecimiento y el desequilibrio entre jóvenes y mayores), acaba de quedar trazado en las proyecciones de población 2013-2023 que ha difundido el Instituto Nacional de Estadística (INE).

De cumplirse los pronósticos de los estadistas, en apenas una década Castellón perderá casi 20.000 menores de 15 años, mientras que ganará 17.000 mayores de 65 años (serían el 23% de la población) y tendrá 61.000 ciudadanos menos de entre 16 y 64 años. Dicho de otra manera: casi el 40% de la población de Castellón será inactiva, es decir, tendrá menos de 15 años o más de 65. Ahora el porcentaje no llega al 33%.

Para quienes llevan años estudiando los vaivenes demográficos estas previsiones no son en absoluto una sorpresa. Todo lo contrario. “Lo que muestran los datos del INE es que Castellón entra en un nuevo ciclo de demografía regresiva, de pérdida de habitantes y de envejecimiento. Es normal que la mortalidad llegue a superar a los nacimientos, pues hay un elevado porcentaje de población mayor de 65 años”, asegura Francisco Javier Soriano, sociólogo y profesor del departamento de Geografía Humana de la Universitat Jaume I (UJI).

CRISIS DE FECUNDIDAD // En la progresiva pérdida de población no solo influye la crisis. “Se ha juntado un poco de todo. El deterioro económico pasa factura, pero a ello se suma la estructura de la población española”, detallan fuentes del INE. Se refieren a la baja natalidad prevista. Por una parte, la caída de los nacimientos, que tiene su origen en la crisis de fecundidad de los años ochenta y noventa del pasado siglo. Por otro lado, habrá un incremento de la longevidad y, por tanto, el envejecimiento aumentará.

El INE pronostica un paulatino descenso de la natalidad en la provincia. Este año nacerán en Castellón 5.816 bebés. En el 2014 serán 5.553, en el 2015, 5.294... y así hasta los 3.931 del 2022, la cifra más baja en décadas. En España, y según las mismas fuentes, en los próximos 40 años también nacerán 14,6 millones de niños, casi una cuarta parte menos que en las cuatro décadas anteriores.

Y mientras los nacimientos irán a menos, el envejecimiento de la población irá a más. Un ejemplo: ahora en Castellón hay 100.817 personas que tienen más de 65 años. Dentro de diez años serán 117.081, un 16% más. Y otro dato más. El número de centenarios se disparará hasta sumar los 261 en el 2023. Hoy son 115.

Que haya cada vez más personas que superan los 65 años en Castellón plantea nuevos retos y unos de los principales es conseguir que personas ya retiradas del mercado laboral se mantengan activas. “Una persona de 60 años hace 40 años era un abuelo. Hoy no. De ahí la importancia de la formación sólida y permanente a lo largo de toda la vida para que estos ciudadanos sigan activos y comprometidos. Además, es lo más rentable”, argumenta Salvador Cabedo, director académico del programa de formación de adultos y profesor emérito de la Universitat Jaume I. H