El 35% de los hogares de Castellón está sustentado por una persona jubilada. Se interpreta, además, que uno de cada tres hogares depende del cobro de algún tipo de prestación, en su mayoría de jubilación, aunque también de invalidez o viudedad, para atender a sus gastos. Los datos, incluidos en la reciente Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), vuelven a poner de manifiesto la capacidad de las pensiones de jubilación de ejercer como flotador de la economía de los hogares, sobre todo en un momento en el que el empleo está aún lejos de recuperar el nivel previo a la crisis.

Al mismo tiempo, el pago de impuestos ligado a estas prestaciones ha ido cobrando peso en la recaudación del IRPF por parte de la Agencia Tributaria, de modo que los pensionistas también han contribuido a sacar a flote parte de los ingresos públicos. Y todo ello, sin haber podido evitar que una mayor parte de las personas jubiladas vaya entrando poco a poco en riesgo de pobreza o exclusión social.

En este tipo de hogares, el gasto medio por familia y año ha continuado a la baja, rompiendo así la tendencia general que habla de un claro incremento del consumo de las familias. Los hogares de Castellón cuyo sustentador principal es una persona que percibe una pensión gastaron en el 2015 una media de 20.103 euros anuales, 138 euros menos que el año anterior.

Además, el gasto dedicado a alimentación se ha reducido ligeramente, desde el 16,68% del presupuesto del 2006 hasta el 16,49% en el 2015. También se ha recortado en el capítulo de cuidados personales, donde se incluyen partidas como la peluquería, mientras que las vacaciones siguen copando alrededor del 1% del presupuesto.

Muchos de estos capítulos han ido perdiendo peso en el gasto de los hogares que tienen una pensión como principal fuente de ingresos, al tiempo que no se ha podido evitar dedicar un porcentaje algo mayor del gasto a electricidad, telefonía, medicamentos o transporte. H