La victoria más esperada

Toyota, de la mano del equipo formado por el español Fernando Alonso, el suizo Sébastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima, firmó por fin el domingo su primera victoria absoluta en las 24 Horas de Le Mans.

En su larga relación con la célebre carrera de resistencia francesa, el fabricante nipón ha sido cinco veces segundo y ha tenido que abandonar con la victoria al alcance de la mano en al menos otras cuatro ocasiones, pero nunca había conseguido ganar.

Toyota parecía estar perseguida por una especie de maldición, que le impedía triunfar en la Sarthe y que alcanzó su momento culminante en el 2016, cuando el coche con el que lideraba la carrera sufrió una avería ¡a solo seis minutos del final! cuando todo el equipo ya celebraba el triunfo en su garaje.

El mazazo fue tremendo, pero el propio presidente de la compañía, Akio Toyoda, anunció entonces que seguirían trabajando para «ganar en Le Mans y poder poner así una sonrisa en vuestras caras». Y lo ha cumplido.

Este año, la marca alineó dos prototipos y seis pilotos de primer nivel, entre los que destacaba como gran novedad la presencia de Fernando Alonso. El asturiano se sumó a la formación japonesa para conducir uno de sus coches junto a Buemi y Nakajima, y su adaptación fue rapidísima. Rodó siempre al ritmo de los mejores y, ya en carrera, el excepcional relevo que protagonizó durante la noche fue clave en la consecución de la victoria.

Toyota conquistó así un doblete histórico y Alonso dio un nuevo paso en su camino hacia la Triple Corona. Después de ganar en Mónaco y en Le Mans, solo le falta sumar un triunfo en las 500 Millas de Indianápolis para ver cumplido su objetivo.