El alcohol y la conducción deberían ser dos conceptos siempre alejados el uno del otro. Por desgracia, hay conductores que deciden beber antes de conducir y, por eso, los cuerpos policiales están obligados a hacer controles aleatorios de alcoholemia en la carretera.

En España la tasa de alcohol permitida es de hasta 0,25 mg/l de aire aspirado, aunque los conductores noveles y los profesionales no deben superar los 0,15 mg/l. Para superar la tasa general, basta con beber una cerveza y media.

Pese a ello, muchos conductores beben antes de coger el coche, confiando que no les pararán o, en el caso de hacerlo, confiando en ciertas creencias que, lejos de funcionar, le harán gastar energía para nada. Estos son los falsos mitos de los controles de alcoholemia.

Falsos mitos de los controles de alcoholemia

No a todo el mundo le afecta igual el alcohol.

Pese a que se ha repetido por activa y por pasiva, el alcohol afecta de un modo distinto a todo el mundo, incluso entre dos personas de constitución similar. El peso, el hábito, la ingesta de comida y el metabolismo de cada individuo incluye en la tolerancia al alcohol y, por tanto, una cerveza puede no suponer un delito en un persona y sí en otra.

Con una copa no marco.

Error. Creer que ingerir poca cantidad supone estar por debajo del límite legal es falso. De nuevo, la tolerancia de cada persona entra en juego y una copa de vino puede suponer superar la tasa de alcohol permitida. Según datos de la Guardia Civil, una copa de vino ingerida por una mujer de entre 50 y 70 kilos puede lanzar una tasa de alcohol de entre 0,25 y 0,35.

Comer más evita que suba el alcohol.

Aunque es cierto que hay una relación directa entre la cantidad de comida ingerida y la tolerancia al alcohol, no es ninguna garantía que una comida copiosa contrarreste esas copas de vino que acompañan la comida.

Los remedios caseros no funcionan.

Una caramelo mentolado antes de soplar no funciona. Ingerir dos claras de huevo o chupar granos de café tampoco. Hacer deporte y ducharse antes de conducir tampoco funciona. Los remedios caseros conocidos popularmente son todos falsos.

Beber por debajo del límite no es un problema.

Aunque es cierto que beber por debajo del límite no conllevará sanción ni inmobilización del vehículo, el alcohol, por poco que se tome, influye en el organismo y por tanto en la habilidad para conducir del conductor.